“PREMIO NACIONAL DE DERECHOS HUMANOS 2017”

¿Quién es Miguel Álvarez Gándara? Mexicano, persona cercana a las Mercedarias Misioneras de Bérriz, ya que está casado con una sobrina de la hermana Alicia González, nuestra mexicana, misionera por varias décadas en China, donde murió en Taiwan hace dos años. El y su esposa Alicia le visitaron unos días, en las horas muy cercanas a su Pascua.

Una semblanza del galardonado difundida por Serapaz señala que desde pequeño tuvo acercamientos con personajes como el Obispo Sergio Méndez Arceo, historiador e ideólogo de la Teología de la Liberación. A los 14 años fue alfabetizador en las ladrilleras del sureste de la ciudad de México. Estudio en el Instituto Patria, de los Jesuitas y participó en el movimiento estudiantil de 1968. En 1970 comenzó el proceso de las Comunidades Eclesiales de Base. En esa década y en la de los 80´s trabajó con comunidades indígenas. En los 90´s fue secretario ejecutivo del Grupo de Obispos Amigos, que coordinaba José Laguno, obispo de la Tarahumara.

Miguel Álvarez Gándara, es egresado de la licenciatura en Comunicación por la Universidad Iberoamericana de los Jesuitas y efectuó estudios de Maestría en Sociología, Ciencias Políticas y Educación en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Cuenta con una reconocida trayectoria de más de cuarenta años como analista, promotor, mediador y asesor de movimientos, organismos y redes sociales, civiles, académicas, eclesiales de México y Latinoamérica en temas relacionados con la paz, solución de conflictos, justicia, derechos humanos e indígenas y democracia. Es el presidente y fundador de Servicios y Asesoría para la Paz (Serapaz). Participó en los diálogos entre el gobierno federal y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Fue secretario del fallecido obispo emérito de San Cristóbal de las Casas, Samuel Ruiz García, y secretario ejecutivo de la Comisión Nacional de Intermediación (Conai) entre 1994 y 1998 sobre el conflicto vivido en Chiapas, donde también medió don Samuel Ruíz y mediado en muchos diálogos, entre ellos el de los padres de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa.

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Miguel ha sido reconocido por el gobierno de México El presidente de la República, le entregó el Premio Nacional de Derechos Humanos 2017.

La CNDH reconoció a Álvarez Gándara por su destacada trayectoria en la promoción efectiva y defensa de los derechos humanos y su diálogo permanente a favor de la construcción de la paz y las causas indígenas.

En el acto en que recibió el premio, se manifestó en contra de la aprobación de la Ley de Seguridad Interior (LSI), y solicitó a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) que, presente una acción de inconstitucionalidad. Enfatizó que la LSI forma parte de la misma lógica de que más fuerza equivale a más seguridad, cuando en realidad genera más muerte y desesperación y los acontecimientos lo demuestran esto mismo.

“Más fuerza termina generando más muertes. Por ello, soy de los que piensan que una ley de seguridad interior no debe responder a la lógica de coyuntura para continuar la actual estrategia de seguridad: lo que hace falta es cambiar esa lógica y estrategia”.

En medio de aplausos, Álvarez Gándara se manifestó por no aprobar la mencionada iniciativa de ley, y por reformular la estrategia de seguridad vigente desde hace una década, basada en la participación de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad pública que ya ha demostrado estar equivocada. Pide se profundice el diálogo y la escucha por el bien del país e invita a no cerrarse.

Vidas testimoniales de personas como Miguel, comprometidas por la justicia y la paz en medio de la tan difícil realidad que vive México en todos los campos: violencia, injusticias, muerte, pobreza, gigante corrupción, narcopolítica, etc., nos dan la capacidad de mantener la esperanza aún en los días de oscuridad.

Rebeca Cervantes Martín
Coordinadora del Área México-Centroamérica

“MÁRTIR EN GUATEMALA”

Stanley Francis Rother es un sacerdote que nació en 1935 en un pequeño pueblo de Oklahoma en el seno de una familia de granjeros de origen alemán y profundamente católica. Creció trabajando en la granja y con mucho contacto con la parroquia lo que alimentó su vocación al sacerdocio.

El 23 de septiembre del 2017, unas 20 mil personas se congregaban en Oklahoma City para celebrar un momento histórico de la Iglesia Católica en Estados Unidos. Se beatificaba al padre Stanley Francis Rother, conocido como padre Francisco, asesinado a golpes por un escuadrón de la muerte en Guatemala mientras protegía en su misión católica a las personas indígenas.

Es el primer estadounidense en ser declarado mártir por la Iglesia Católica y su fiesta ha sido fijada el día de su muerte, 28 de julio de 1981.

En una carta que se leyó en la ceremonia, el Papa Francisco destacaba su “fe profundamente arraigada”, su “profunda unión con Dios” y su “arduo trabajo para difundir la palabra de Dios en tierras misioneras, viviendo fielmente su servicio sacerdotal y misionero hasta su martirio”. En la homilía, el cardenal Amato definió al nuevo beato como un discípulo de Cristo “haciendo el bien y difundiendo la paz y la reconciliación entre el pueblo”.

El entonces papa Juan XXIII hizo un llamamiento a la Iglesia en Estados Unidos para que enviara misioneros a América central. En respuesta a esta llamada la diócesis de Oklahoma impulsó una misión en Santiago Atitlán, una comunidad indígena muy pobre de Guatemala. Y ahí pidió voluntariamente ir Stanley. Estuvo 13 años hasta que finalmente su sangre regó la tierra a la que decidió servir.

‘Bautizado’ como padre Francisco. Su llegada a esta zona de Guatemala fue un acontecimiento pues llegaba un hombre alto, con pelo y barba pelirroja. Pronto fue ‘bautizado’ por las personas indias como “padre Francisco” pues no encontraban equivalente en español a su nombre Stanley.

El nuevo beato también arreglaba camiones, construyó un granero, una escuela, un hospital así como la primera estación de radio católica, cuya señal podía llegar a los pueblos más remotos. Una misión pastoral interminable. Durante su apostolado aprendió español y las lenguas mayas y de hecho, tradujo el Nuevo Testamento al tzutuhil e inició la celebración regular de la Misa en esa misma lengua.

Su labor era ingente y cada vez más pues se fue quedando sólo. Llegó a pedir una autorización para celebrar cinco misas el domingo en cuatro lugares diferentes con el objetivo de atender al mayor número de aldeas.

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Guatemala se encontraba en una guerra civil que se alargó durante décadas y dejó decenas de miles de personas muertas y muchas víctimas colaterales. Durante esos años se produjeron muchos asesinatos de periodistas, catequistas y sacerdotes y el padre Rother estaba en su lista negra pues consideraban que por ayudar a las víctimas del conflicto y a su comunidad era comunista.

Confianza en Dios ante el posible martirio. Ante los secuestros y la violencia, el Padre Rother se sintió impotente porque no logró cambiar la situación en reconciliación y perdón. Cuando una monja le preguntó qué hacer si le mataban, respondió: ‘Levante el estandarte de Cristo Resucitado’.

La guerra civil llegó a la misión. Las desapariciones y asesinatos empezaron a ser comunes y el sacerdote se convirtió en el gran apoyo de la comunidad ante una situación trágica. Era consciente de que podía ser asesinado pero no quiso dejar esta tierra.

Así queda atestiguado en una carta que envió a su familia en Estados Unidos las navidades previas a su asesinato: “El pastor no puede huir ante la primera señal de peligro”.

La realidad es que estamos en peligro. Pero no sé cuándo o qué forma usará el gobierno para reprimir más a la Iglesia. Dada la situación no estoy listo para irme. Pero si es mi destino y debo dar mi vida aquí, será así. No quiero abandonar a este pueblo… aún se puede hacer mucho bien en estas circunstancias”, escribía el beato. Y además, en la misiva añadía la que es la frase más conocida del padre Stanley: “El pastor no puede huir ante la primera señal de peligro. Recen por nosotros para que podamos ser la señal del amor de Cristo para nuestro pueblo, que nuestra presencia los fortalezca para que enfrenten estos sufrimientos como preparación para el Reino que se acerca”.

Finalmente, el 28 de julio de 1981 tres individuos corpulentos entraron de noche en la casa parroquial y le asesinaron a golpes. La causa, ya la había anunciado él poco antes: “Mi vida es por mi pueblo. No tengo miedo”.
En Santiago Atitlán, se realizó su celebración, el 19 de noviembre 2017, se reunieron varios obispos de Guatemala, muchos sacerdotes y una multitud inmensa de los pueblos del altiplano, en agradecimiento y reconocimiento por su manera de acompañar y servir al pueblo perseguido.

Nosotras MMB de Colomba, tuvimos la oportunidad de visitar Atitlán hacia el 21 de noviembre y, fuimos con las voluntarias del Colegio de Guadalajara para que conocieran este hermoso lugar.

María Micaela Reynoso Primo, MMB

“DISFRUTANDO Y VALORANDO MUCHO MÁS”

Mi experiencia como asesora del servicio social, en la Preparatoria, ha sido muy enriquecedora, me ha abierto un panorama de mayores expectativas, aún, que no soy ex-alumna he adoptado el Carisma Mercedario a través de los años en la institución.

El haber vivido la Beatificación de la Madre Margarita, me llegó al corazón abriéndome los ojos de que puedo hacer algo más por nuestro prójimo, no olvidando que “Nada de lo humano me sea ajeno” (M. Margarita).

En mi caminar en el servicio he conocido diferentes realidades, asistiendo a casas hogares, con niña y niños ciegos, motivándome a realizarme profesionalmente y personalmente. En lo profesional en terminar mi licenciatura y en estos momentos haciendo una maestría en Educación Especial y, en el aspecto personal tener mejor relación con mis compañeras de trabajo y con mi familia.

Mi labor como asesora es dar acompañamiento, seguimiento y evaluación con las niñas de Preparatoria, asistiendo 3 veces a la semana, 2 a la escuela de niñas ciegas y 1 día a Helen Keller (niños ciegos). He logrado mejor identificación con las niñas, trabajando con ellas su sensibilización, me doy cuenta que es imposible no llevar en el corazón tatuado el Carisma Mercedario que se les infunda desde pequeñas y con el paso del tiempo lo van fortaleciendo, llevándolo siempre en sus vidas futuras.

Solamente viviendo esta experiencia me doy cuenta qué tan satisfactorio es el poder ayudar a las personas dándoles tiempo, amor, comprensión y alegría en esos pequeños momentos que se te olvida todo como el cansancio, ya que las niñas y los niños nos inyectan energía , ver su alegría cuando corren, cantan, bailan, no tiene precio.

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Me gustaría comentar una anécdota, cuando estábamos preparando la posada de Navidad. Las niñas del servicio social me decían… “Sandy como les vamos a llevar piñata a los niños ciegos” y les dije “¿Por qué no? Ellos son niños, igual disfrutan correr, y romper piñatas” y cuando ellas vieron lo felices que eran los niños y niñas rompiendo piñatas y recogiendo dulces no paraban de reír y decir, “tenías razón”.

Así, cada día que vamos lo disfrutamos y lo valoramos mucho. Hay días que trabajamos vida diaria con los niñas ciegas enseñándoles a peinarse, lavarse los dientes, partir fruta, para ayudarlos a hacerse independientes, también apoyamos en computación e inglés, saber que lo poco que les ayudamos es mucho. Y como dice la M. Margarita asumir que… “Ya que es tan poco lo que puedo hacer que el amor lo hace grande”.

Me alegra mucho pertenecer al equipo de asesoras donde siempre me recibieron con cariño y agradecer la oportunidad que se me brindo dándome la confianza.

Sandra Luz de la Torre Castro
Asesora de Servicio Social

“DESCUBRIR LO QUE DIOS QUIERE DECIR”

El tema de nuestro retiro fue “El Amor”, el amor que sentimos y vivimos en nuestras familias, con las amigas, con las compañeras, pero sobre todo el amor incondicional que Dios nos tiene a cada una de nosotras.

Cada planeación de un retiro para mis alumnas siempre lleva como objetivo principal que cada una descubra cómo va siendo su relación con Dios en su día a día, que sea capaz de mirar el rostro de Jesús en las personas que la rodean, especialmente en sus compañeras con las convive todos los días en el colegio, en su familia, pero sobre todo en aquellas personas que sufren por soledad, pobreza, enfermedad.

Cada dinámica o momento están pensados en que les deje algo que puedan descubrir al llevarla a cabo, algo que puedan aprender, que sean capaces de reconocer el inmenso amor que Dios nos muestra a través de sus familias, de sus amigas, etc. Que sean capaces de reafirmar y reconocer que Dios nos ha creado para ser felices y para dar testimonio de su amor con quienes nos rodean. Que entiendan un poco más de la etapa en la que están, en la adolescencia, que se puede tener preguntas, que se puede reflexionar, que se vale sentir lo que a veces sienten, que todas en algún momento nos sentimos de tal o cual forma, pero que lo importante es reconocer y valorar esta etapa como una oportunidad de descubrirse y hacerse conscientes de que en esta etapa tenemos luces y sombras que nos caracterizan y que nos hacen responder a lo que vamos viviendo, que cada experiencia vivida es una oportunidad de crecer y ser mejor.

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Me impresiona cómo a veces al llegar al retiro, el ambiente se siente un poco tenso, mientras se acomodan y escuchan las normas e indicaciones están separadas por grupitos, al momento quieren solo estar con sus amigas.

Empiezan las dinámicas como cualquier adolescente quieren poner sus reglas, ellas quieren hacer equipos con sus amigas, quieren hacer trampa para quedar con quien quieren, por lo que al no permitírselos se enojan un poco, sin embargo mientras va transcurriendo el tiempo, esta actitud cambia completamente, se abren a las demás, se integran, reconocen que nunca hubieran pensado que tal compañera fuera tan linda, se forman nuevas amistades.

Ni qué decir con los momentos de oración, escriben cosas hermosas, se dan la oportunidad de estar en silencio, de tratar de descubrir que es lo que Dios les quiere decir a través de algún texto bíblico, valoran lo que tienen, agradecen.

Finalmente, cuando cerramos comparten con una sola palabra lo que se llevan, entre las cuales están, fe, unión, integración, amigas, alegría, compañerismo, entrega, escucha, amor de Dios, etc. Estoy convencida de que esto es semilla, que cada retiro es una oportunidad de crecimiento, de autoconocimiento pero sobre todo parte de su propia experiencia de fe.

Ma. Elena Valencia Anaya
Educación en la Fe, 3ros Secundaria

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“CRUZ DE LA JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD”

Esta iniciativa tuvo su origen en la idea del papa Pablo VI, que en el Año Santo de 1975 reunió en Roma a varios miles de jóvenes en representación de numerosos países, tras su participación en la “I Marcha Internacional de la Reconciliación Cristiana” que recorrió el camino de San Francisco, entre Asís y Roma.

En 1984 durante el papado de Juan Pablo II se llevó a cabo una nueva convocatoria mundial, para incentivar la participación juvenil en la Iglesia llegando a reunir a más de cinco millones de personas durante la edición de 1995, realizada en Manila, Filipinas.

“Cruz de l@s Jóvenes”… Es un crucifijo de madera itinerante que va viajando por distintos países.​ Fue entregada a las y los jóvenes católicos por el papa Juan Pablo II al finalizar el Año Santo con estas palabras: “Llévenla por el mundo, como signo del amor del Señor Jesús”.​

En 1997, la Jornada Mundial dio un cambio transformándose en un festival para la juventud con una duración de tres días antes de la ceremonia final. De ahí en adelante, se ha organizado sucesivamente  en París, Roma, Toronto, Colonia, Sídney y Madrid.

La edición del año 2013, se celebró en la ciudad de Río de Janeiro, presidida por el papa Francisco. Ahí se anunció que la próxima edición de la Jornada tendría lugar en Cracovia, en el año 2016. Fue el mismo Francisco quien anunció que nombrará a Juan Pablo II el santo patrón de las JMJ, luego de su canonización. ​ La próxima Jornada Mundial tendrá lugar en 2019 en la Ciudad de Panamá, según anunció Francisco en la ceremonia final que tuvo lugar en Cracovia. ​

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Esta cruz misionera está haciendo un recorrido por todas las diócesis de Guatemala, ahora nos ha tocado recibirla a la Arquidiócesis de los Altos, la hemos acogido de San Marcos quien la entregó a Coatepeque, ellas y ellos la han entregado a Colomba a medio camino entre Coatepeque y Colomba, en cada parroquia solo permanece unos 25 minutos y se entrega a la parroquia siguiente.

Aquí en Colomba la hemos recibido a las 12:30 del mediodía el sábado 13 del pasado enero. Se hizo una breve oración y veneración antes de salir a entregarla a la parroquia de San Martin, fue de parroquia en parroquia hasta llegar al Centro Cultural de Quetzaltenango, Donde estábamos instalados varios stands Misioneros para darnos a conocer.

Nosotras MMB fuimos invitadas y participamos, porque es un espacio diocesano para que nos conozca la juventud. Estuvimos presentes Norlyn, Chela, Nila y yo, ya teníamos un lugar asignado, así que nos instalamos y allí esperamos que se desarrollaran las actividades, con un frio intenso, menos mal que íbamos preparadas. Las y los jóvenes fueron llegando desde las cinco de la tarde, tuvieron cantos, oraciones, dinámicas y después les invitaron a conocer las congregaciones religiosas que hay en nuestra Arquidiócesis.

En realidad fuimos pocas las congregaciones que participamos: Las Betlemitas, Las Hermanas de la Cruz, Las de Mater Orfanatum, Las Misioneras de la Palabra, los Agustinos y nosotras MMB. Estábamos situados en el fondo del gran salón y llegaron las y los jóvenes a conocernos, cada hermana acogíamos un grupito y les explicábamos nuestro Carisma, nuestra Misión y tareas.

La Cruz Misionera llego a las 9:30, rodeada de jóvenes indígenas que la traían con mucho fervor y entusiasmo. Monseñor Mario Alberto celebró la Eucaristía acompañado de varios sacerdotes. Las y los jóvenes pasaron ahí toda la noche hasta las cuatro de la mañana y terminaron con la procesión del Santísimo y la bendición. Nosotras regresamos a Colomba para buscar el calorcito y el descanso, llegamos a casa a las once de la noche.


María Micaela Reynoso Primo, MMB

“BUSCAR EL ROSTRO DE JESÚS”

Comparto con ustedes mi experiencia en el Servicio Social, y no quiero iniciar sin expresar como se ha ido transformando mi sentir ante esta encomienda. En un principio estaba nerviosa y un poco presionada cuestionándome: “¿Yo? ¡No puede ser! No puedo.” Sin embargo al ir reflexionando sobre lo que tengo que compartir, me fui dando cuenta que se iba transformando el nervio por satisfacción, la presión por alegría y muchos otros sentimientos positivos, al evocar en mi pensamiento, mi experiencia en la Casa Hogar Cabañas.

Iniciamos nuestro trabajo a las cuatro de la tarde, no sin antes experimentar tedio y cansancio del día a día, previo a pasar por una gran puerta de madera de la Casa Hogar. Esta sensación se va convirtiendo en alegría y ansias por llegar a abrazar a todos los niños con los que trabajamos.

Convivimos con niños desde los 3 hasta los 9 años de edad. Algunos son niños con necesidades especiales, algunos niños felices y agradecidos y otros frustrados o enojados por situaciones familiares.

Nuestras alumnas de Preparatoria acompañan a los niños una vez por semana, rodeadas de juegos, pelotas, cubos para construir y mucha actitud de acompañamiento alegría, y disposición para platicar con los pequeños. En este servicio solo nos relacionamos con los varoncitos.

Siempre he sentido una gran pasión por servir y compartir con los niños y las alumnas. Y con el pasar de los años, mi compromiso y mi amor por tener el privilegio de servir sigue vivo y creciendo. En cada semana vivo una experiencia nueva, que me ayuda a irme renovando. Cada semana es un reto nuevo que pide oración, empatía y comunicación para lograr la sonrisa de un niño que está triste, o conseguir que una alumna preocupada, logre situarse en el momento y apropiarse de su papel.

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Hacia el final de nuestra jornada, nos reunimos, comentamos sobre nuestra experiencia y lo que hemos aprendido, reflexionamos un pasaje de la Biblia, una oración o una experiencia personal que alimente nuestros corazones y lo relacionamos con todo lo vivido en nuestro espacio.

Nuestros objetivos son buscar el rostro de Jesús en cada uno de los niños para que Él siempre nos acompañe en cada actividad que realizamos. Siempre estamos en búsqueda de un aprendizaje a través de la convivencia con los niños y que esta experiencia, deje huella en cada una de nosotras. No es fácil. Porque al terminar las dos horas, regresamos a lo cotidiano, sin embargo la constancia, la búsqueda y el compromiso hace que al final de los tres años de Preparatoria cada una de las chicas experimente un cambio, que las invita a no perder su capacidad de servir y aprender de sus vivencias, a no perder la mirada que nos invita a no ser ajenas a las necesidades de las demás personas y, como nos dice la Beata Margarita “Que todo importe a todas”.

Lea Thorbourne
Asesora de Servicio Social