“LA EMOCIÓN DEL REGRESO A CLASES”

Recuerdo lo que de niña significaba para mí volver a clases: útiles escolares, levantarse temprano, uniforme nuevo, compañeras nuevas, salón diferente, maestra o maestro, en fin, una gran lista de cosas que muchas veces me provocaban ansiedad por la incertidumbre y otras una gran alegría por la novedad. Ahora como adulta, no puedo evitar emocionarme al pensar en lo que para nuestras alumnas representa volver a la escuela. Seguramente este día llegaron con muchas preguntas en su cabeza… ¿Qué habrá de nuevo? ¿Cuál será mi salón? ¿Quiénes serán mis nuevas compañeras? ¿Con quién me sentaré? ¿Cómo me sentiré? ¿Las maestras serán exigentes? ¿Habrá nuevas actividades? Y poco a poco, a lo largo de este primer día fueron encontrando todas sus respuestas.

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Este año compartimos la consigna “Vivo agradecida y promuevo la paz” desde esta invitación tuvimos un inicio con muchas emociones, pero también con muchos sueños compartidos. Al vivir la Celebración de la Palabra nos dimos cuenta que somos parte de un gran proyecto: el proyecto de Dios. Que nos invita a agradecer lo afortunadas que somos, agradecer a través del compromiso con las personas más débiles todo lo que de manos de Dios recibimos. Nos dimos cuenta que promover la paz empieza en nosotras mismas, con nuestras actitudes, con nuestro compromiso por vivirnos consciente de la responsabilidad que tenemos al formar parte de este gran proyecto.

Al iniciar este ciclo escolar seguramente cada una/o se descubre “diferente”. Estoy segura que así es, hemos cambiado, crecimos, maduramos, aprendimos y hoy tenemos una nueva oportunidad para seguir cambiando, porque la vida es eso, cambio constante, que nos lleva siempre a ser mejores, cambio que nos lleva a ser hombres y mujeres agradecidas y comprometidas con nuestra misión: “Ser libres para liberar”.

Nadia Gabriela Velasco Gómez
Educadora en la fe de Preparatoria

“CELEBRAR LA GENEROSODAD MISIONERA”

Durante tres meses me toco acompañar a seis jóvenes que decidieron vivir la aventura misionera de cinco meses de voluntarias en comunidades MMB de, Soyatitán en Chiapas, Colomba en Guatemala y Uzhcurrumi en Ecuador.

Mary, Atziri, Sofía, Majo, Pily y Fer, aceptaron la invitación de Jesús a compartir un semestre de su vida en comunidades campesina, excluidas de nuestro sistema social, con grandes carencias, pero con un profundo sentido de comunidad creyente en medio de sus carencias.

Durante el tiempo de preparación fueron profundizando en la persona de Jesús, descubrieron sus dos grandes amores, su Padre y el Reino y, buscaron la manera de convertirse en sus seguidoras. Se dejaron tocar por el Carisma MMB y fueron profundizando en cómo vivir la libertad y el amor al estilo de Jesús. Tuvieron sesiones de autoconocimiento y momentos para reflexionar su fe desde la experiencia del amor de Dios y desde su crecimiento como personas.

Lograron conformar un grupo que, en medio de sus diferencias, se brindaron apoyo y así, fueron creciendo como conjunto.

El día 9 de agosto por la noche, sus papás, las hermanas mercedarias, amistades y otros familiares, las bendijimos, deseando que la experiencia fuera un encuentro con ellas mismas y con el Dios Amor. Enseguida sus papás les dieron la bendición a cada una y se les impuso un pequeño signo mercedario… María de la Merced y el escudo del colegio en una pequeña medalla.

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En la bendición les deseamos:

“Que cada amanecer sea una motivación para ascender con pies ligeros. Que la tierra vaya haciendo camino ante tus pasos, y que el viento sople suave a sus espaldas. Que el sol brille siempre cálido y fraterno en su cara. Que la lluvia caiga suave entre sus campos. Y hasta tanto nos volvamos a encontrar, Dios les guarde en la palma de su mano.

Que el camino salga a su encuentro. Que el viento siempre esté detrás de ustedes. Que el sol les llene de nuevas energías para redoblar su paso cuando las dificultades arrecien.

Que la experiencia de este envío en comunidad, por sus papás, hermanas y hermanos, amigas y amigos y Mercedarias, aquiete tu mente y les haga disfrutar del sueño de Dios, el mundo de hermanas y hermanos. Que en cada situación que vivan y, vayan a donde vayan hagan realidad los valores del Carisma Mercedario.

Que en este caminar, Jesús y su Proyecto sean tu faro, tu luz y horizonte al cual mirar. Que no se les pase la vida sin hacer algo grande por Jesús. Y que el Padre de Jesús, Dios de la Vida las bendiga y las guarde, les muestre su rostro y les haga experimentar su amor y su felicidad, acompañadas de la Virgen de la Merced, Madre, guía y compañera y, que el espíritu Misionero de la Madre Margarita pinte de colores sus vivencias misioneras y con un amor universal e incondicional por la Misión”.

Con ellas hacemos también nuestra andadura misionera, el 11, 12 y 14 de agosto salieron a Chiapas, Guatemala y Ecuador a encontrarse con el Dios de Jesú

Alicia Obregón Torres, MMB