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El Viejo, Nicaragua
“UNA EXPERIENCIA QUE DEJARÁ HUELLAS EN MI VIDA” |
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En esta ocasión más que una noticia quiero compartir mi experiencia en el Instituto Centroamericano de Espiritualidad ICE-CEFAS, en Guatemala. Esta oportunidad desde hace mucho que la esperaba, pero era yo quien no me daba el espacio para trabajarme personalmente, habían miedos, sentimientos encontrados, dudas acerca de los procesos de crecimiento personal. Aunque yo ya había pasado por este tipo de talleres, este taller de crecimiento personal para hombres era un poco diferentes, uno por que era solo con hombres, dos, porque era fuera de mi país y tres porque iba a darme un tiempo de 10 día para mí mismo. Llegar a CEFAS, fue para mí un momento de incertidumbre sobre lo que iríamos a realizar, fue así que poco a poco me fui dando el espacio para conocer a otros hombres que estaban participando en el mismo taller, habíamos hombres de distintas culturas y por ende, distintos países como México, Costa Rica, Guatemala, Honduras, El salvador, Chile y Nicaragua. Todo empezó con el reconocer que todos tenemos una herida que fue ocasionada en nuestra infancia y que nuestro cuerpo reacciona a la misma, encontrar mi herida fue para mí en el principio algo complejo, pues estaban tratando con mi persona, con mis emociones, con mi historia de vida, pero poco a poco fui reconociéndola y aceptándola con la ayuda de cada uno y cada una de las personas que nos daban el acompañamiento. Una de los detalles que no puedo olvidar en este taller fue mi “grupo de vida”, donde compartimos cómo nos sentíamos, qué aprendimos y de qué nos dimos cuenta en cada ejercicio que realizábamos, había ejercicios muy individuales otros en pareja y otros grupales, pero todos estaban conectados con la herida de que cada uno cargaba.
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Pero no quiero preocuparte como lector/a, no todo fue hablar o sentir mi herida, pues una vez que acepte y reconocí mi herida, hubo tiempo transitorio para reconocer el daño que he hecho en mi cuerpo y como por causa de mi herida yo puedo herir a otros/as o puedo repetir las mismas conductas que a mí me hicieron daño, una vez reconocida mi herida trabaje mis capacidades y mis cualidades de las cuales estoy muy satisfecho. En el reconocimiento de mi herida también hubo reconocimiento de mis cualidades y esto me gustó mucho porque me ayuda a reconocerme de manera positiva y me ayuda a descubrir el manantial que hay en mí, del cual puedo dar de beber a muchos y muchas que me rodean. Esta oportunidad que la vida me dio para desconstruir y construir una mirada más amplia, la agradezco de forma muy profunda y respetuosa con mi cuerpo, con mi entorno y con mi ser. Quizás no profundice en todo lo que paso en este taller, pero lo que pasa es que quiero que tú también te des la oportunidad para trabajarte a ti mismo/a y que un día así como yo, te sientas estar muy agradecido/a. No me queda más que decir que no puedo olvidar la riquísima comida, la buena convivencia en el grupo, el viaje a la Antigua Guatemala pero sobre todo, las experiencia y vivencias de cada uno de mis amigos que hoy ya son parte de mi historia de vida y que de ellos también aprendí muchísimos valores que me ayudaran a crecer de manera sana, respetuosa y responsable. Gracias también a la congregación de Hermanas Mercedarias Misioneras de Bérriz de la ciudad de El Viejo por la oportunidad que me dieron de asistir a este taller y por los aprendizaje que he adquirido de cada una de las que he conocido.
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