“LA GRAN OPORTUNIDAD

DE SEGUIR CONOCIENDO”

Quiero compartirles que en esta Semana de Pascua he tenido la suerte y la oportunidad de visitar y conocer nuestra Misión en Soyatitán, Chiapas donde se encuentra una de nuestras comunidades de Misión en México.

Durante esta experiencia pude acompañar junto con Ana Magami, a algunas de las comunidades donde trabajan las hermanas. Estuvimos con algunas personas bien conocidas por la comunidad como Miguel, Rosaura y su familia, quienes son animadoras/es en la fe de su comunidad de la Gloria.

Junto a ellas y ellos disfrutamos en profundidad de su sencillez, la acogida y sobre todo, de los deseos de vivir su fe, la cual transmiten constantemente en cada experiencia del día a día y en su compromiso constante.

 

 

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Otra bonita experiencia fue la de participar de una reunión con las niñas, niños y adolescentes en Pujiltic, así como también con las y los jóvenes de este mismo lugar, un lugar cercano a la comunidad de Soyatitán, el cual las hermanas junto con el Padre Javier suelen atender y dar acompañamiento.

Tuve también, la ocasión de visitar lugares muy bonitos de Chiapas como San Cristóbal de la Casas, la Cascada de Velo de Novia y la hermosura de los lagos de Montebello. Esta experiencia realmente fue reconocer en la naturaleza ¡regalos de la creación de Dios!, la cuál abraza en todo su esplendor al bellísimo estado de Chiapas junto a su pueblo y sus raíces.

Doy gracias al Señor y a las hermanas de la Comunidad de Soyatitán por estos días distintos, llenos, alegres y por cada una de las experiencias vividas.

Gema Castillo, MMB

“AMIGOS DE HOLANDA

EN NICARAGUA”

Las MMB de la comunidad de El Viejo, Nicaragua, para todo el trabajo social que realizamos, contamos con el apoyo económico de una ONG Holandesa que nació con un párroco holandés y se llama Fundación Amigos de Holanda. Al morir él, la gente de Holanda que le apoyaba, dijeron a las MMB que querían seguir colaborando con esta Misión y nos pedían que asumiéramos la dirección de la ONG, siendo sus representantes en Nicaragua, lo cual aceptamos por la gran pobreza y necesidades que encontramos en este pueblo de El Viejo.

Con esta ayuda económica que envían desde entonces, año 1982, hemos podido dar respuesta a muchas situaciones que han favorecido grandemente a la población viejana. En el campo, se han construido más de 50 escuelas, un hospital, varios puestos de salud y dos farmacias, se apoyan Proyectos Productivos de gente campesina, en su mayoría mujeres organizadas en colectivos para mejorar su producción.

En el casco urbano, se encuentra el Centro Recreativo para jóvenes y un centro para mujeres con capacidades diferentes, que se llama Casa Esperanza y que realmente genera esperanza a las mujeres que participan en ella. Se construyeron cientos de viviendas para gente que perdió su casa por huracanes, terremotos, y fenómenos naturales, tan frecuentes en este país. Y, en el campo educativo: cientos de becas para estudiantes que hoy son ya profesionales y la mejor, casi la única, biblioteca del pueblo. Esto por decir lo más significativo, además de otro sin número de proyectos pequeños, que se han podido apoyar siempre buscando cómo ayudar a la gente de escasos recursos.

Los holandeses, vienen cada tres años a visitarnos para ver los proyectos, platicar con las personas que trabajan en la Fundación y con la gente que ha sido favorecida a través de sus proyectos, y así, tener más herramientas y poder hacer mayor motivación a las personas donantes.

En los últimos años, han bajado bastante las donaciones, debido a la crisis del euro y hemos tenido que reducir el monto de los proyectos. Por eso, este año en el que les correspondía venir a los holandeses, era especialmente importante su visita y realmente ha sido muy positiva.

Vinieron dos de ellos, Erik Ubachs y Jan Wezendonk, además el hijo de Erik, Ward, junto con su pareja, Luca, quienes andaban por Centroamérica de “mochileros” y ayudando en la traducción del holandés. Tuvimos nuestras reuniones de trabajo con ellos y también hubo oportunidad de que pasearan en lancha por el Golfo de Fonseca, común a Nicaragua, Honduras y El Salvador. Pasamos por Punta San José y llegamos hasta la última punta de Nicaragua: “Punta Ñata”, mientras gozábamos al contemplar los tres países durante nuestro recorrido.

 

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Era la primera vez que Jan venía y se fue entusiasmado del trabajo que se realiza con las ayudas que ellos consiguen, tuvieron una especial actitud de cercanía que motivó a que la gente participara más. En las reuniones y encuentros hicieron juegos, cantaron, bailaron y los holandeses se metieron en la alegría de este pueblo, participando con la gente en todo. Las mujeres de Casa Esperanza tuvieron una participación estupenda, animadísimas. La gente del campo les presentó sus trabajos y la manera de organizarse para poder llevar adelante sus proyectos, presentándoles también, a la Junta Directiva que es elegida por la Asamblea de Representantes de los Colectivos. Después vino la fiesta. Fue un día muy bonito, se volcaron para que se sintieran en familia y lo lograron, las familias campesinas comentaron felices, que se habían sentido con mucha confianza, habían visto muy contentos y motivados a los holandeses, y esto les dio más fuerza para seguir adelante con su lucha para lograr consolidar su organización campesina.

En la reunión final con Jan y Erik, nos expresaron su alegría por constatar que todos los proyectos eran preciosos, que valía mucho la pena continuarlos y que se iban con mucha motivación de hacer todo lo posible para conseguir más fondos para apoyarlos.

Tanto las MMB como los holandeses, expresamos el agradecimiento, la alegría y la esperanza que sentíamos hacia el futuro, después de esta visita.

Ward y Luca, se quedaron casi un mes más conviviendo con nosotras y colaborando en Casa Esperanza. Hicieron un poco de todo: pintaron la casa, ayudaron en las actividades de las mujeres haciendo piñatas, pintando tarjetas y también les enseñaron otras manualidades. Con su juventud y gran disponibilidad, dieron cariño, alegría y vida a esas mujeres, dejando un especial recuerdo con su presencia entre ellas y también en nosotras.

¡Gracias “Amigos de Holanda” por continuar apostando por esta experiencia de acompañar y dejarnos acompañar por el pueblo nicaragüense!

Abdona N. Viar, MMB

Les compartimos el link de la página web de la Fundación Amigos de Holanda… conócela!!!

www.vriendenkringnederland.nl

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“TODO SE RESUELVE AMANDO”

“…Dios nos enseña un camino a seguir y deja a

nuestra voluntad la correspondencia”

M. Margarita

La Misión en El Viejo nos abrió las puertas a un encuentro de entusiasmo, ilusión, gozo y esperanza para compartir la vida de una manera muy especial en y desde la gente de nuestras comunidades campesinas.

Vísperas del Domingo de Ramos, celebramos nuestro envío a la Misión de Semana Santa con la Eucaristía concelebrada por el P. Rafael Aragón. Nos sentimos especialmente enviadas y enviados por Jesús acogiendo ésta Misión como una oportunidad para acompañar y dejarnos acompañar por las personas más empobrecidas y sencillas de nuestras comunidades, sabiendo vivir la Pascua de Jesús presente en su pueblo hoy.

Después de haber tenido el tiempo de Cuaresma como preparación a esta experiencia con varios temas de formación, los días previos a la Misión nos preparamos con todo detalle recibiendo apoyo de la gente viejana, en víveres, recursos económicos y también, organizando todo el material necesario para que estos días santos tuvieran sentido profundo a cada instante.

Las misioneras y misioneros nos repartimos en pequeños grupos, cada grupo acompañado de una o dos hermanas MMB, que por cierto, dos de ellas guatemaltecas vinieron desde su tierra para acompañar esta Misión. Un grupo tuvo su experiencia en las comunidades de Los Pocitos, Palermo y Los Limones, otro, en la comunidad de Petacaltepe, otro grupo estuvo en Santo Domingo y La Picota y uno más, vivió su experiencia en la comunidad de Chimaltepe. Además, hubo un quinto grupo que desde El Viejo se dedicó a visitar algunas de las comunidades más cercanas como la Norwich, Zopilotepe y Santa Rosa en el Ingenio.

El miércoles 16 de abril, los cinco pequeños grupos misioneros llenos de emoción por vivir esta experiencia partimos hacia la Misión para compartir los días santos. Cada grupo tuvimos la oportunidad y el gran regalo de vivir esta experiencia con el apoyo de las y los Delegadas/os de la Palabra quienes acompañan, orientan y motivan la evangelización en sus comunidades. Ellas y ellos organizadas/os con anticipación, prepararon sus hogares para recibirnos a cada grupo misionero y compartir con gran sencillez, humildad y servicio estos cuatro días de la Semana Mayor.

Todas las celebraciones de los días santos tienen un sentido muy especial habiéndolos vivido con esta gente tan compartida y comprometida. Llenos de gozo y de fe, cada hermana y hermano de estas comunidades tiene mucho que mostrar del rostro vivo de Jesús en servicio, amistad, amor, entrega sin límites, en definitiva… Vida-Muerte y Resurrección que se encarna y es “paso” de Dios Vivo en el hoy de nuestros días.

Las misioneras y misioneros compartimos y nos dejamos acompañar en el servicio y amor gratuito en la Celebración del Lavatorio de pies y la Última Cena, el dolor y tristeza, indignación y búsqueda de justicia presente en las largas caminatas bajo el sol por los senderos de la comunidades haciendo el Viacrucis, y así, la espera, el silencio y la confianza en el Resucitado al recibir la Pascua en la Vigilia celebrada en cada comunidad al mediodía y por la noche todas las comunidades campesinas reunidas en la iglesia de San Miguel, recién inaugurada en la comunidad de la Ceiba.

 

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El encuentro en la Vigilia Pascual fue muy emocionante, vernos después de estos días tan intensos, llegar con la gente de nuestras comunidades, abrazar con familiaridad rostros conocidos, dio pie a vivir con alegría a Jesús Resucitado encarnado en la fe de tanta gente presente.

Durante estos días cada grupo misionero tuvimos la oportunidad de ir recogiendo la experiencia en cada una de las oraciones realizadas por la mañana y por la noche. Algunos grupos pudimos compartir este espacio con las familias que nos recibieron, lo cual, enriqueció y dio mayor sentido al momento, reconociendo el paso del Dios de Jesús como comunidad compartida.

En la madrugada después de la Vigilia Pascual, estando ya en el Centro Catequístico, juntas y juntos seguimos ahondando la Fiesta Pascual en una oración de cierre, en la que compartimos las experiencias más profundas donde Dios se hizo presente y nos invita a continuar el camino con Jesús.

Fue un momento largo y enriquecedor, en medio del cansancio y el sueño la Gracia y el Espíritu se hicieron presentes cuando expresamos lo significativo que fue experimentar cómo estas personas dan de lo que tienen sin pedir nada a cambio, familias empobrecidas que se preocuparon por darnos todo lo necesario para pasar estos días de manera agradable a su lado, ver el esfuerzo diario por tener el sustento de cada día, velar por las necesidades de cada familia en su comunidad, experimentar la fe firme aún en medio de las dificultades y el dolor…

Todas estas expresiones llenas de agradecimiento se unieron posteriormente a otro momento donde todo el grupo evaluamos la Misión y a la vez compartimos la invitación que cada una/o sentimos en expresiones como: “Vivir la realidad de las personas… ponerme en sus zapatos, vivir y poder luchar día a día como lo hacen ellas y ellos”, “siento que Dios me invita a descubrir mis inquietudes”, “admirar a estas personas con mucha esperanza y deseo de caminar más cerca de ellas”, “ver la humildad, entrega y el deseo de servir sin recibir nada a cambio, me invita a ser solidaria y ser compartida”, “me invita a seguir este impulso misionero y compartirlo con quienes me rodean”, “me siento invitada a continuar apostando por la experiencia de un Jesús hermano y amigo”, “quiero hacer cada día más presente a Jesús”, “me siento invitado a perdonar, crecer y seguir en humildad y amor”.

Gracias a todas las misioneras y misioneros que formamos parte de la Única Misión, seguir a Jesús hecho vida y entrega en las realidades que nos remueven y nos convocan a continuar buscando ser comunidad solidaria, participativa, comprometida en las mayores necesidades y hermana de quienes más sufren, hacer camino siendo “Libres para Liberar”.

Ana Noemi Chocón, MMB y Paulina Soltero, MMB

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“LA MISIÓN… EXPERIENCIA

QUE TRASCIENDE”

“Salir hacia…”

Este año como en años anteriores, antes de la Semana Santa se acompañó a un grupo de jóvenes entusiasmadas/os por vivir la experiencia de Misión en Colomba, Quetzaltenango donde se encuentra una de nuestras misiones como MMB.

La misa de envío se celebró en la Parroquia San Pedro Nolasco y nos acompañaron amistades, familiares y la comunidad de San José la Comunidad.

Así, llegó el día esperado y viajamos el Domingo de Ramos rumbo a Colomba, donde las hermanas nos recibieron con mucha alegría.

 

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El Lunes Santo todas y todos salimos hacia las diferentes comunidades en grupos de dos o tres integrantes. Cada grupo, tuvo la oportunidad de vivir en compañía de las comunidades que nos recibieron, las diferentes celebraciones realizadas en estos días santos.

El sábado de Gloria regresamos a casa de las MMB para vivir con profunda alegría todos los grupos unidos, la Vigilia Pascual y posteriormente, compartir en la cena las experiencias de Misión junto con otras/os jóvenes de la parroquia que también tuvieron su vivencia misionera.

Cada una/o de las y los misioneros compartió de manera muy emotiva, sin duda alguna, todas/os experimentamos “algo nuevo” al vivir la Semana Santa desde otras realidades, costumbres, tradiciones y pueblos. En el grupo de jóvenes dejó sentimientos de alegría, cariño, gratuidad y por supuesto, ganas de volver… les marcó la vida.

A nivel personal quiero simplemente agradecer todo lo vivido en mi pueblo, Colomba, una Misión que significa mucho para mí, ahora desde mi experiencia como Mercedaria Misionera de Bérriz.

Gracias Carmen, Lorena, Miriam, Ruth, Lupita, Teresita, Elsa y Selvin, misioneras/os… por apostar y…

“¡querer hacer algo grande por Jesús!”

como nos invita la M. Margarita.

Mayra Castro, Novicia MMB

“ACOGIENDO LA VIDA

DESDE LO COTIDIANO”

Después de ocho años vividos fuera de Guatemala e incluso fuera de Latinoamérica, me he dado cuenta que la vivencia en lugares desconocidos y con personas diferentes, de otra cultura, de otra religión, tenemos “un mismo corazón y una meta común”, desde esa experiencia significativa, he aprendido otros valores para inculturarme en otras culturas, pueblos… y ahora, nos ubicamos en el tiempo del 2014, donde he tenido la ocasión de vivir mi ser misionera en mi tierra natal que es Guatemala.

Este año tuve la oportunidad de vivir la Semana Santa en una de las comunidades pequeñas, llamada Nueva Independencia, que acompañan las MMB en la parroquia de Colomba, Quetzaltenango. Para vivir esta experiencia tuve un antes, un durante y un después.

Antes de salir hacia Colomba había estado preparándome en el tema de “las distintas culturas juveniles” y tenía deseos de compartir la vida de manera especial con las/os jóvenes de esa zona. Quería observarles, convivir, escucharles, con el propósito de descubrir cómo viven la experiencia de Dios en la vida cotidiana. Sin embargo, la realidad del caserío era diferente porque en la comunidad solo había dos jóvenes, ya la mayoría eran personas adultas.

Durante mi estancia en aquella comunidad, me ayudó el deseo de “ser-estar-meterme” en la vida de las personas que nos abrieron su casa. Sí, quería vivir la experiencia compartiendo la vida con las personas y lo hice desde el hacer tortillas (hace varios años que no hacia tortillas!!!), barrer y ayudar en otros quehaceres de la casa; también fui al pequeño terreno de la familia para ver la cosecha de maíz, frijol, chile, etc. Por las tardes, teníamos nuestras celebraciones comunitarias, también algunas noches jugábamos lotería con las niñas y los niños.

Una de las tradiciones típicas en nuestros pueblos guatemaltecos durante la Semana Santa es que no falta el pan dulce pero el año pasado no hubo buena cosecha de café, por tanto, en varias familias no tuvieron panes, garbanzos dulces, pepián (o mole como le llaman en las aldeas).

 

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¿Qué significa esto? Que la gente campesina este año está más afectada, pues lamentablemente la cosecha de café estuvo muy mal el año pasado y como decían ellas y ellos: “este año, la vida está más dura, más difícil no tenemos pisto (dinero) para comer”… ¡Dios mío! ¡Qué impacto!

Otro aspecto que me sorprendió muchísimo fue el movimiento migratorio que existe para el “otro lado”, no hay familia que no tenga algún familiar que viva en Estados Unidos. Esto nos muestra que la situación económica cada día esta empeorando y los jóvenes (varones) cada vez más se integran a las maras (pandillas juveniles) porque no cuentan con espacios recreativos y no hay trabajo…

“Desde los contextos empobrecidos de las personas excluidas y marginadas, se teje

y construye otra historia,

otras formas de comunicación, otras relaciones,

otras maneras de convivir,

otras formas de educación, otra sociedad por nacer: una Tierra diferente.

Es en el grito de las personas pobres,

donde encontramos al Dios de la vida

y de la esperanza”…

(Tomado de www.dominicas, “Inculturación”)

En ese grito descubrí que existen personas muy comprometidas y siempre piensan en la “otra y el otro”. Constato que en nuestros ambientes sencillos predomina la hospitalidad, el respeto, la sabiduría de las personas mayores y el lugar que tienen en la comunidad (sabiduría que acompaña y guía la vida), el silencio, la acogida, la gratuidad, la capacidad de contemplar y se comparte la vida desde lo que la tierra produce, aun cuando les falte.

Al finalizar la experiencia de Semana Santa tocaba decir adiós y regresar al ambiente capitalino.

Me siento profundamente agradecida por “tocar-olfatear-ver-sentir-vivir” un poquito de lo que nuestra gente campesina colombina experimenta en el día a día.

Con el talante misionero MMB, no cabe duda, mi opción por la espiritualidad desde la JPIC es cada vez más importante. Nosotras vivimos en medio de una cultura que tiene sus propios lenguajes, sus símbolos, su manera de interpretar al ser humano y al cosmos, es ahí, donde me siento invitada a caminar y descubrir a un Dios que respeta-acoge la “Vida” y se expresa en nuestra cultura guatemalteca con su propio lenguaje y color.

Chela Pérez, MMB

“EL DOLOR QUE CONVOCA Y ESTALLA DE ESPERANZA”

“Semblanza de

María Amparo García”

Eran las dos de la tarde del domingo 30 de marzo pero también desde ayer sábado 29 nos íbamos encontrando en la cita, como si María nos hubiera dicho a todas y todos: “no faltes chulita, preciosa, te esperamos…te toca la oración… el tema…”

Y era la proliferación de abrazos con dolor y lágrimas porque la que nos convocaba ya había transitado a otra forma de presencia y a continuación brotaba el gozo del encuentro, de la densidad de historia a lo largo de 50 años de lucha empecinada, solidaria, cariñosa, tierna a favor de las personas empobrecidas.

La Mesa del altar se hizo redonda, alargada, flexible, como si quisiera danzar en un ritmo sorprendente que entrelaza a laicas y laicos, sacerdotes y religiosa, jóvenes con edades intermedias y tercera edad, con representación de las diversas organizaciones que se nutren del mismo hilo conductor, tales como Voces del Tiempo, Movimiento Mons. Gerardi, Escuela Gerardi y otras Escuelas de Teología, AVANCSO, CEB’s, Pastoral Social de la Arquidiócesis, Amerindia, SICSAL, Núcleo de Mujeres y Teología, CONFREGUA, la ODHAG…

Y ahí estaba Juanito, su compañero de toda la vida frente a María, rodeada de abundantes flores, a un costado de la Cruz Maya como diciendo:

“¡Qué bellos tus amores, hermana y novia mía; tus amores son mejores que el vino!…,

Entra, amor mío, en tu jardín a comer de sus frutos exquisitos…

No despierten al amor hasta que ella quiera…”

(Cant. 4,10.16; 8,4).

 

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Y su retrato, su película su memoria se fue rodando a retazos, como cuando nos decía Cristóbal el sacerdote maya: “María se fue a acompañar el caminar del sol, allá donde no hay puertas ni ventanas… con nuestra Madre naturaleza que está en agonía porque no queremos ser conscientes del dolor que le estamos provocando… Ella empezará otro viaje, igual que el primer viaje que hizo cuando vino a la tierra…”

O como decía uno de sus hermanos: “Ella tenía una rica sensibilidad social y eso la llevó a cumplir muchos de sus sueños de estar con las personas pobres…”

“Ella fue importante aún en los archivos de la policía, pues resultaba amenazante a causa de su compromiso con las mayorías empobrecidas; ojalá hubiera muchas Marías para que sigan transformando nuestro país…”

Y luego vino el agradecimiento a la familia porque “nos la prestó como hermana mayor que se entregaba de lleno a empujar las luchas del pueblo pobre de Guatemala, siempre teniendo presentes a Toñito su hijo, a Juanito, a sus gemelas nietas, a sus hermano-as, no dejaba de soñar con otro país por el que desgastaba su vida; ella fue tomada de la mano de las/los mártires de Guatemala y de América Latina para que otro mundo y otra Iglesia fueran posibles”.

“Hermana mayor en el camino de la fe, tu semilla ya está sembrada en todo Guatemala, queremos seguir adelante, despiertas; por favor, no nos dejes porque el camino es largo”.

Te recordamos siempre convocando, articulando, con tu portafolio cargado de papeles, cual siempre oportuno archivo ambulante.

Así fue como “comulgamos el cuerpo de Cristo, en el que creíste y comunicaste”, para luego irte a descansar en la paz inalterable de la Madre, hermana y amiga tierra, dejándonos la impronta de que el dolor de tu partida solo estaba estallando en un canto de esperanza y compromiso cotidiano.

Beatriz Eugenia Becerra Vega, MMB

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“JÓVENES SIENDO

LIBRES PARA LIBERAR”

En esta ocasión queremos compartirles que en la comunidad de Cotió, hemos iniciado una nueva “comunidad de jóvenes” y les estamos acompañando las hermanas Graciela y Betcy. Nos sentimos muy contentas por la respuesta que todas las y los jóvenes han dado ante esta nueva experiencia.

Esta comunidad está conformada por chicas y chicos desde los 14 hasta los 29 años de edad y todas/os, en medio de las diferencias generacionales, nos llevamos muy bien. Por su puesto, sabemos que el proceso de confianza y amistad se irá afianzando poco a poco.

Las primeras reuniones las dedicamos al conocimiento mutuo por medio de juegos, dinámicas y temas que favorecieron a la integración como comunidad y posteriormente, el tiempo de Cuaresma, nos cayó como anillo al dedo como tiempo de reflexión, y así, comenzar a “actuar”.

Año con año en nuestra colonia se realiza el Viacrucis caminando casa por casa cada viernes de la Cuaresma y, como “comunidad de jóvenes” participamos en uno de los temas de reflexión trabajando en dos sub-grupos, cada grupo presentó su reflexión para este tiempo de preparación hacia la Semana Santa compartiéndolo con el resto de la comunidad.

 

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Todas/os las y los jóvenes estaban muy nerviosas/os por ser la primera vez que participaban pero a su vez, muy entusiasmadas/os por tener la oportunidad de compartir su experiencia dentro de una actividad que normalmente está dirigida por personas más adultas.

Llegando el día de la presentación los nervios estaban a la vista pero la comunidad adulta los recibió con mucha alegría y eso les motivó para compartir lo que con tanto esmero habían preparado, su propia reflexión.

Aplausos y palabras de ánimo, fueron lo que recibieron de parte de la comunidad adulta y una enorme sonrisa de satisfacción llenó sus rostros.

Este es el comienzo de una “comunidad de jóvenes”, que va creciendo en alegría, esperanza, confianza y deseos de vivir intensamente. Siguiendo a un Jesús joven, queremos continuar marcando la diferencia “siendo Libres para Liberar”.

Betcy Chicoj, Novicia MMB

“DEJAMOS QUE LA MISIÓN NOS HICIERA”

“¿Quién decide cuándo empieza la Misión o cuándo termina?”

Desde hace meses nos preparábamos para vivir la Misión de Semana Santa, mucho más allá de lo que recibimos como temas, estaba la inquietud de participar. Para algunas/os no estaba dentro de sus planes, inmersas/os en la rutina y el tedio de cada día, lo único que se esperaba era que llegaran los días Santos para dormir más, para comer pan y compartir con la familia y amistades.

Para un pequeño grupo de jóvenes, la Semana Santa se proyectaba de un modo diferente, para algunas/os fue una invitación que se dio unos años atrás, para otras/os fue una revelación el deseo de formar parte de JUMMER 2014, para otras/os fue preparar cada detalle con esmero y paciencia, como quien organiza cada parte de una gran fiesta. Las y los jóvenes invitadas/os fueron muchos pero quienes llegaron fueron pocas/os…”pocos pero chispudas/os” como dice Rosita, la madrina de las misiones en Colomba.

De ese pequeño grupo formado por 30 personas salió mucha vida, experiencias de entrega y libertad, autodonación y alegría, compañía y encuentro, amistad y familia, Redención y Esperanza… del gran grupo, las comunidades de Colomba, brotó el más acogedor de los recibimientos. Comunidades lejanas que viven rodeadas de la más bella y exuberante naturaleza. Comunidades a las que muy rara vez llegan misioneras/os. Comunidades que desde su fe sencilla y profunda, viven con humildad la alegría del Evangelio. Comunidades que Evangelizan con su modo de vivir la esperanza y que con gusto reciben a quienes les visitan ofreciendo “todo” lo que son, lo que tienen y no escatiman en detalles para hacernos sentir en casa, en familia. Comunidades que son Misión, Tierra Sagrada de encuentro con Jesús.

 

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Inicié con una pregunta porque al finalizar la Semana Santa, al reunirnos como JUMMER el Sábado de Gloria por la noche para compartir la experiencia, nos dimos cuenta de algo, la Misión no termina. Decir Misión cumplida, significa para nosotras/os, que la vida sigue con un sentido diferente.

No somos las/os mismas/os que éramos antes de esta experiencia porque en realidad “no hicimos Misión, dejamos que la Misión nos hiciera”. El Misterio de Jesús revelado en su Pueblo nos hizo descubrir que la vida tiene sentido, este sentido es el que nos motiva a transformar y morir a lo que éramos para volver a vivir, para resucitar con Cristo a una vida que es Misión la cual no termina con la Semana Santa, sino que continúa donde quiera que vamos, porque sigue habiendo situaciones que liberar, corazones que alentar, realidades que transformar y una humanidad que redimir, porque los jóvenes de hoy tenemos mucho que dar y recibir, porque darle “me gusta” a la vida es compartir la alegría que de esta experiencia nace.

¿Quién decide cuándo termina la Misión? Solamente quien nos ha enviado y nuestra disponibilidad para atender a su llamado. SOMOS JUMMER!!! y el 2014 es un año para trascender siendo ¡Libres para Liberar!

Nora A. Gómez Mares, MMB

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“CRISTO SIGUE ARDIENDO EN NUESTRO CORAZONES”

El Domingo de Ramos todas y todos nos pusimos en camino para acompañar las celebraciones de Semana Santa en las comunidades de: San Isidro Los Laureles, Limón I y II, Laguna Verde, 20 de Noviembre, San Isidro la Sociedad, Nuevo Soya, Hernande-Hernandez, Pujiltic y Soyatitán, en Chiapas.

El acompañar a las comunidades, ciertamente ha sido una experiencia profunda para confirmar que el pueblo va caminando desde su fe, compromiso y participación en las diferentes celebraciones para reflexionar la Vida, Muerte y Resurrección de Jesús, sin perder de vista las realidades de muerte que se viven en nuestras comunidades y barrios, especialmente desde el machismo, la violencia, la indiferencia y otras situaciones de muerte que se dan en el entono, como el individualismo.

El día Miércoles Santo fue una experiencia significativa, una vez más se realizó el Viacrucis haciendo un recorrido de 20 kilómetros, donde participan las comunidades de la parroquia de Soyatitán y Socoltenango, en su mayoría son jóvenes, algunas personas adultas, niñas y niños. Aunque es un recorrido largo es una manera de solidarizarnos con Jesús sufriente, a través de muchos rostros sufrientes de nuestro hoy. En este recorrido se hacen las 15 estaciones del Viacrucis, acompañadas de cantos que nos llaman a un compromiso de vida y liberación.

En la celebración del Jueves Santo, se hizo énfasis en la necesidad de compartir nuestras tortillas, frijoles y así, buscar nuevas alternativas para hacer frente al sistema egoísta, individualista y competitivo que tiene el único deseo de acumular sin importar el dolor de muchas hermanas y hermanos. Ha resonado profundamente en nuestros corazones el deseo de “partir, repartir y compartir el pan” a través del fortalecimiento de la colectividad. También se ha sentido muy fuerte el deseo de seguir reforzando “la iglesia servidora”, valorar a tantas servidoras/es que hay en las diferentes áreas de trabajo, catequesis, jóvenes, mujeres, animadoras/es, pastoral de la tierra, pueblo creyente. Al agradecer el servicio gratuito y la entrega generosa, en algunas comunidades se llevó un poco de comida para compartir y se puso en común para que llegara a todas y todos como un gesto y símbolo de solidaridad.

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El Vienes Santo se realizó el Viacrucis en las diferentes comunidades, acompañando a Jesús y dejando que Jesús acompañe nuestros sufrimientos penas y preocupaciones. Ha sido un recorrido de acompañar y también de reflexionar, haciendo énfasis en que Jesús no muere de enfermedad, ni por un accidente, ni de vejez, sino que es condenado y ejecutado por las autoridades religiosas y políticas de su tiempo. Así, tuvimos presente que hoy también el sistema sigue criminalizando a las organizaciones sociales, a las personas defensoras de los derechos humanos y ambientales.

En medio de estos signos de desesperanza y de muerte surge el despertar de algo nuevo, hay muchos signos de vida desde Jesús Resucitado, vemos que algo nuevo está naciendo y en este recorrido hemos visto que muchas familias están buscando nuevas alternativas para hacer frente a la crisis alimentaria, se va fortaleciendo el trabajo comunitario a través de huertos familiares, se va consolidando en ellas y ellos una consciencia crítica para ir a la raíz de los problemas y poder dar nuevas respuestas. El fuego de Cristo Resucitado sigue ardiendo en nuestros corazones y nos hace ver nuevas experiencias y oportunidades.

Rosvia Pol, MMB

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“ESTE PUEBLO TAN IGLESIA”

Les comparto que mi primera experiencia misionera como parte del Instituto de Mercedarias Misionera de Bérriz y en el proceso de postulantado fue en Soyatitán, Chiapas. Participamos en esta Misión María José López, MMB y yo, Gloria.

Mis expectativas eran muchas, Soyatitán siempre resonó en mi corazón y tenía un deseo muy profundo de conocer esta Misión.

El Domingo de Ramos inició la aventura en las comunidades del campo, pues el plan era visitar una diferente cada día. Durante la Semana Santa acompañé a Rosvia Pol, MMB que forma parte de la comunidad en Soyatitán, y fue ella quién me compartió la realidad del lugar y me introdujo a la Misión.

Jamás había vivido la experiencia de estar sólo un día en las comunidades y siento que fue muy positivo porque me permitió conocer a varias familias, con realidades distintas pero con el mismo cariño al recibirnos.

Soyatitán me impactó mucho en este sentido y en la manera de ser Iglesia. Se asumen parte de ella e integran su fe a la vida diaria junto a la cultura maya… es increíble! Sus cantos* claman pasión, alegría, convicción, justicia, comunidad… y también persecución por la causa del Reino.
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Aquí, a la Virgen María le llaman Mamá María, a los sacerdotes les dicen “Tata”, que significa “papá”, con mucho aprecio a todas las personas, absolutamente a todas, les llaman hermanas y hermanos. No sólo se llaman así, “se tratan así” y ese trato lo viví en carne propia. Qué corazones, qué convicción y qué fe.

Gracias Chiapas por ser pueblo, por ser Iglesia, por todo lo que enseñas al mundo y sobre todo por ser un ejemplo de esperanza.

Gloria Martínez, Postulante MMB

*Aquí les comparto un canto que demuestra

la manera en la que comprenden

y viven la fe en Soyatitán Chiapas:

“Es Jesús este pan de igualdad,

venimos a comulgar

con la lucha del pueblo

que busca justicia y dignidad.

Comulgar es volverse un peligro,

venimos a incomodar,

con la fe y compromiso su Reino va a llegar”

Canto Pan de Igualdad