“LA LLEGADA DE JESÚS”

La preparación de nuestras alumnas en este Adviento 2017 estuvo marcada de manera especial por diferentes símbolos que encontramos e identificamos durante la época decembrina.

“Preparo mi camino interior para la llegada de Jesús” fue la idea central del trabajo que se estuvo realizando con las alumnas; durante cada semana de Adviento desde el símbolo elegido por cada nivel escolar se retomarían de manera central lo siguiente:

• Alegría por saber que vienes para enseñarme tu camino.
• Dios está siempre conmigo.
• Confianza.
• Compartir esta alegría de Tu llegada con loas y los demás.

Las educadoras en la fe fueron las responsables de preparar lo necesario para el trabajo con sus alumnas en clase. Desde las clases se retomó el sentido del Adviento y las actividades institucionales que están relacionadas como lo es la Campaña Solidaria Navideña.

Este año la Eucaristía por la Navidad se celebró por la mañana invitando a toda la Comunidad Educativa a participar de ella. El equipo de Educadoras en la fe de Primaria, preparó la celebración y en conjunto con el personal del nivel, la decoración de la capilla, un pesebre en el que se les daría la bienvenida a María, José y Jesús (caracterizados por alumnas de primaria), acompañados por pastoras y algunos animalitos. El coro lo integraron alumnas de Preparatoria y alumnas de 5to año de primaria quienes desde un inicio con sus cantos fueron adentrándonos a un ambiente de fiesta y celebración.

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Félix Kuate, Misionero Xaveriano fue quien presidió la Eucaristía quien con su cercanía y con su carisma con las alumnas nos recordó el sentido de la Navidad “Jesús viene a estar con nosotras/os”. Durante toda su homilía mantuvo la atención de quiere estuvimos presentes, la alegría de Jesús entre nosotras/os, la paz interior y con las demás personas, así como el sentido de comunidad, fueron las ideas que el padre Félix nos reafirmó.

Al final de la Eucaristía las alumnas de Secundaria que ganaron el primer lugar en el concurso interno de “Christmas Carol” presentaron un canto en italiano.

En este mismo ambiente de fiesta, en seguida de la Eucaristía se nos invitó al patio de cantaros para compartir muéganos y continuar con la celebración en familia.

Natalie Alonso Olmedo
Coordinación del Departamento
de Pastoral Integral

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“¡JUMMER CON TODO ENTUSIASMO Y ALEGRÍA!”

Hemos iniciado nuestra preparación para vivir la Semana Santa 2018. Durante varias semanas nos reunimos todos los martes de 8 a 9 de la noche para ver distintos temas y podernos enriquecer antes de nuestra partida a otros destinos.

Pudimos encontrarnos para conocernos, saber fechas, lugares de misión, requisitos y resolver algunas dudas, tuvimos una oración de inicio y le pedimos a la Virgen de la Merced nos acompañara en este camino.

Iniciamos conociendo cuales eran las expectativas de JUMMER entre algunas respuestas encontramos las siguientes: hacer comunidad, salir de la zona de confort, ayudar, apegarnos a Dios y verlo de otra manera, vivir relaciones diferentes, valorar lo que tenemos, sanar, formar un buen grupo, reflexionar, descubrir nuevas realidades, entrega a las y los demás, dar lo mejor de nosotras/os, acrecentar nuestra fe, amistad, entre otras. Y se lanzó otra pregunta, que era lo que los había hecho estar en JUMMER, nos pudimos encontrar con muchas respuestas como servir y acercarme a Dios, vivir el Carisma Mercedario, ser más humanas/os, fomentar lazos, prepararnos espiritualmente y crecer como persona.

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En otras reuniones conocimos más el Reino de Dios, que es ahora y lo vamos construyendo todos los días desde nuestras actitudes solidarias, incluyentes, promotoras de paz e igualdad.

Seguimos con las sesiones y tuvimos la oportunidad de conocer las zonas vulnerables que se encuentran en la ZMG (pobreza, migrantes, hospitales, indigentes entre otros), cómo a pocos kilómetros de donde estamos nos podemos encontrar con ellas y ellos, “¿Qué haría Jesús si estuviera aquí?” Nos invitaría a abrir el corazón, a compartir, a solidarizarnos con las personas más necesitadas y salir de nosotras/os mismas/os, a tocar tierra.

Cerramos el año 2017 con una tradicional posada, en la cual la hermana Licha Obregón nos compartió una reflexión muy linda y nos dejó ver quiénes son las y los peregrinos de la actualidad con los cuales debemos caminar y acompañar, las personas migrantes, las madres que tienen hijas/os desaparecidas/os, entre otros; tuvimos la oportunidad de pedir posada, romper una piñata y compartir la cena.

Ahora estamos listas/os para continuar con la preparación, este enero seguiremos con temas e iniciaremos con la formación de los grupos, para así con todo el entusiasmo y alegría hacer algo grande por Jesús.

Maryan Rodríguez Sobarzo

“EXPERIENCIA QUE TODAS PODEMOS VIVIR”

Después de una experiencia de tres meses de visitar asilos de ancianos como parte del programa de GRUMMER- Grupo Misionero Mercedario, matutino, se convocó a las alumnas a participar en el GRUMMER voluntario los viernes por la tarde en “Casa Hogar de Niños”. Este año respondieron 25 jovencitas de primero, segundo y tercer año.

Iniciamos nuestra experiencia en un centro llamado “Hermanos Unidos”, que atiende a 61 niños de madres solteras de Santa Anita, son acogidos después de la escuela, hacen su comida y tienen una serie de actividades artísticas y de tareas después, a las seis de la tarde regresan a sus hogares y, de esta manera, se ofrece a estas familias el que sus mamás puedan tener un trabajo a tiempo completo sin descuidar a sus hijos.

La experiencia que en seguida nos cuenta Marcela, es de sus dos visitas a ese centro, al cual asistió el año pasado también:

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“Es una experiencia que todas podemos vivir, ya que aprendemos mucho al estar con las niññas y niños que no tienen los mismos recursos que nosotras.

Con esas experiencias nos podemos dar cuenta de lo afortunadas que somos y también como toda buena hermana podemos ayudar a aquellas/os niñas/os a cumplir sus sueños y sus metas.

Lo que nosotras les regalamos a los y las niñas es un rato de felicidad, juegos y también, el poder escucharnos, ya que muchos de ellos no tienen algún familiar al que contarle lo que sienten.

Quiero volver a vivir esta experiencia ya que son niñas y niños muy agradecidas/os y lo único que buscan es alguien con quien puedan contar cuando lo necesitan y no tener miedo a expresar sus emociones.”

Alicia Obregón MMB y
Marcela Martínez Soltero
Alumna de 2° de Secundaria

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“UNA EXPERIENCIA QUE JAMÁS OLVIDARÉ”

Tuve a experiencia que jamás olvidaré y llevaré presente toda mi vida. Me acuerdo que ese día iba con mucha alegría y entusiasmo de ver las caras de esas personitas cuando llegáramos.

Lo primero que hice al llegar, fue voltear a ver a cada uno, claro que era imposible ver y aprenderme los nombres de tantas y tantas personas que había ahí.

Llegué y pensé que iba a ser muy fácil, pero no lo fue, y menos al principio. No sabía qué hacer, ni que decirles, estaba muda. No sabía si algo que les podía decir lo iban a tomar de una buena manera o de una mala manera.

Después de un tiempo cambiaba a platicar con otra persona, hombre o mujer; decidí platicar con ambos, se me hacía más fácil platicar con las mujeres porque podía sacar más temas de conversación, pero eso no importó, platiqué con un señor que desde de que llegó me llamó mucho la atención. No paraba de ¡sonreír!, y eso fue algo que me encanto de él. Que a pesar de sus complicaciones en la vida, seguía sonriendo y se veía muy feliz. Me contó que le gustaba mucho dibujar mandalas y que era muy bueno para hacerlas.

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También me tocó platicar con otra mujer, ella me contó una historia que me dejó con la boca abierta, y sabía que eso era normal, sabía que me podía pasar eso y que podía reaccionar así ante esas situaciones. Además, estuve platicando con otra mujer muy linda, alegre y muy bonita, y también me gustaba mucho su actitud, porque a pesar de todo, era muy abierta y me contaba cosas sobre ella.

No fue fácil esta experiencia, tanto que el lugar y los olores no eran muy agradables, y unas personas no tenían una actitud muy buena. En todo sentido, de verdad me sirvió mucho esta experiencia y tenía muchas ganas que quedarme más tiempo con ellos.

Ana Sofía Alejo Martínez
Alumna de 3° de Secundaria

“JOVENES VOLUNTARIAS EN NUESTRAS COMUNIDADES”

Desde hace muchos años, al concluir el ciclo escolar de Bachillerato en nuestro Instituto de la Vera-Cruz, de Guadalajara hay algunas jóvenes, que desean hacer un voluntariado por algunos meses, a veces un año, en alguna de nuestras casas de Misión, y después de un largo proceso de selección y preparación realizan su objetivo. Generalmente han ido a Colomba en Guatemala, Soyatitán en Chiapas, México, El Viejo en Nicaragua y, cuando ha habido un número mayor, nuestras hermanas de Sudamérica les han acogido en Perú y Ecuador, cosa que agradecemos, incluso una joven estuvo en Filipinas.

Para estas jóvenes es una experiencia muy profunda que muchas veces les cambia la perspectiva hasta de la carrera universitaria que pensaban realizar, el contacto con la gente humilde les deja huella. Pero escuchemos a María Quezada y Atziri Lomeli que están actualmente en Chiapas. Ellas expresan lo que esta experiencia del Voluntariado les ha marcado:

Creo que es inexplicable, los niños me recordaron cómo no necesito tanto para disfrutar mi vida, me enseñaron a reírme y a recordar mi inocencia. Matías el papá de la familia donde vivo en la zona campesina, me trasmite el amor por su trabajo, me deja esa mirada de amor hacia lo que hace. Con la naturaleza hice una conexión increíble. En esa área hay un manantial donde se puede bañar una, ya que está al final de la calle y nadar ahí, me hace sentirme parte de algo, con las plantas, los peces, el entorno.

Mis aprendizajes son infinitos, no hay mejor escuela que experimentar tu misma, escuchar y hacer. Creo que espiritualmente crecí, aprendí a apreciar instantes, guardar sonrisas, recordar abrazos y valorar las pláticas nocturnas con la familia donde vivo. Chiapas me enseña a ser solidaria y dar más de mi, cien por ciento, a apreciar y demostrar amor de distintas formas, el saber valorarlo.

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Aprendí a disfrutar mucho con poco, a valorar cosas que son un lujo, pero a veces se nos olvidan que lo son. Me ha marcado mucho la influencia que tenemos en las y los niños, y lo triste que es que a veces se desperdicie su inteligencia por la falta de educación.

Esto es lo que ellas expresan, pero dos catequistas donde el año pasado también estuvieron dos voluntarias y otro donde ahora se encuentran expresan lo siguiente:

“La experiencia de tener jóvenes voluntarias en nuestra comunidad, ha sido algo fascinante para la comunidad, para la familia, algo muy hermoso y fraternal. Son chicas muy comprometidas traen muchos valores, algo muy particular, mucha vibra y energía que motiva. Vienen a darnos vida y de que se pueden hacer las cosas mejor. Hicieron una gran labor yendo a la comunidad vecina para visitar familias, dar clases a las y los niños, tenían que caminar 4 kilómetros bajo el abrazante sol de Chiapas”.

Otro catequista dice: “Son chicas estupendas que traen mucha preparación, buena formación y nos contagian, hubo mucha química. Nos motivan para seguir nuevos caminos”.

Rebeca Cervantes Martín, MMB
Coordinadora del Área de México-Centroamérica

“ENCUENTRO ARQUIDIOCESANO DE PASTORAL”

El Encuentro se llevó a cabo los días, 13 y 14 noviembre. El P. Luis Gregorio Bautista Vicario de Pastoral, hizo un resumen del caminar de la Diócesis de los altos desde el año 1960 hasta llegar a la actualidad, y de cómo hemos trabajado el documento “Parroquias Misericordiosas como el Padre”, y los 100 puntos del documento Aparecida.

Intervino Monseñor Mario Molina con la “Conferencia de presentación del Encuentro Arquidiocesano de Pastoral”, del cual presento un extracto:

“Gracias ante todo a Dios, que pone en nosotros mociones y animación para la evangelización, para seguir siendo testigos de su Reino, para ser seguidores discípulos misioneros de Jesús. La Iglesia es obra de Dios con la colaboración de los hombres y mujeres. En la medida en que somos administradores del Evangelio y de la gracia divina, debemos ser conscientes de que administramos no un bien nuestro, sino una gracia divina que ha sido puesta inmerecidamente en nuestras manos.

La misma Iglesia nos dice cómo guiarla. La Iglesia debemos guiarla y configurarla según lo que la Iglesia dice de sí misma, inspirada por la vida y las palabras de Jesús y de los apóstoles consignadas en las Santas Escrituras. Nuestra guía fundamental para guiar y hacer la Iglesia es el Evangelio de Jesús, leído e interpretado, vivido y plasmado a través de los siglos en la misma Iglesia y sus instituciones.

La Iglesia se explicó a sí misma por primera vez veinte siglos después de su fundación en la Constitución Dogmática Lumen Gentium, del Concilio Vaticano II. Ese es el documento eclesiológico de referencia. A él se remite el Documento de Aparecida.

La globalización y la secularización: retos de los tiempos

El Documento de Aparecida es el fruto maduro de una reflexión continental para responder a este desafío. Ese es el reto de la nueva evangelización, de la conversión pastoral, de hacer “parroquias en salida misionera, comunidad de comunidades al servicio del Reino”. El esfuerzo de conversión pastoral implicado en este programa tiene sentido, si estamos convencidos de la vigencia y validez del mensaje de Jesús.


Renovación pastoral y parroquial en función del Evangelio de Jesús

Este encuentro Arquidiocesano, que culmina el ejercicio del examen de conciencia parroquial en base a las “cien preguntas” entresacadas del Documento de Aparecida, describirá la situación de nuestras parroquias y de nuestra pastoral. Este ejercicio de las “cien preguntas” es parte de un diseño más amplio. Es parte del programa encaminado a hacer de cada parroquia una Parroquia misionera, comunidad de comunidades al servicio del Reino. Pero a mi juicio hay que tener dos puntos muy claros: el objetivo final de esta renovación es la salvación de las personas, es la evangelización. La Iglesia es instrumento, signo, sacramento al servicio de Jesucristo y de su Evangelio, no un fin en sí misma. La parroquia no existe para servirse a sí misma sino para servir a Jesucristo en su misión de ofrecer a todos la salvación. Y el segundo punto que debemos tener claro es que el mensaje, el Evangelio al servicio del cual está la Iglesia es el mensaje de Jesús, como Él lo propone, para lo que Él lo propone. Ni la Iglesia ni la parroquia existen en función de otros propósitos, por muy nobles que sean”.

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Enseguida habló el P. Pedro Jaramillo, quien acompaña el caminar de COMGUA y vino a animarnos en este proceso, nos dijo que la fe responde a la existencia del hombre y la mujer en el mundo. Nos habló de Dt 26, 11 por es el testimonio de la gente, al participar en la fe de su pueblo que presenta una canasta llena de los frutos de la tierra, como agradecimiento a la acción salvadora de Dios. Nos dice como el Credo actual nos habla de los actos salvadores de Dios, lo que vivió Jesús, su muerte y Resurrección y ¿Cómo esta muerte y Resurrección nos salvan? Jesús nos dio un nuevo modo de vivir. Jn 3, 16, el encuentro con Jesús, es el motivo de unirse a Él por la fuerza del Espíritu, así se experimenta el amor de Dios, es decir la salvación, el deseo de felicidad y plenitud que Dios lo cumple.

La esperanza de los pueblos es unirnos a Dios y entre nosotros/as, porque Él nos libra de la muerte y del pecado. Misión y función de la Iglesia: El Evangelio es la única respuesta a la vida del hombre y a mujer globalizado/asy secularizado/a.

  • Alegría del seguimiento de Jesús
  • Gozo de vivir en comunidad
  • Cercanía a los empobrecidos
  • Hondura de la Oración
  • Presencia de Jesús en la Eucaristía
  • Perdonar

Después de estas dos conferencias nos fuimos a trabajar por decanatos sobre tres ejes: a) Como Jesús b) En Iglesia y c) Para el mundo.

Este encuentro ha sido para mí un motivo de alegría y esperanza, pues hemos hablado de la situación que se vive en cada parroquia, decanato y la Arquidiócesis, nos reunimos como cuatrocientos agentes de pastoral y el P. Jaramillo agradeció que haya laicos/as, que en lunes y martes puedan hacer el esfuerzo de estar presentes en algo tan importante para la Iglesia Continental.

Tengo la impresión que algo va a cambiar, que El Espíritu está soplando en estas tierras Latinoamericanas, donde queremos hacer presente el Espíritu de la Conferencia de Aparecida. Les compartiremos el caminar esperanzador que vayamos haciendo.

María Micaela Reynoso, MMB

“VIVENCIA DE LA VIRGEN DE LA MERCED”

Iniciando el mes de diciembre a la luz de las fiestas navideñas, compartimos con mucho gozo lo significativa que es María de la Merced en nuestro caminar en la experiencia de nuestra hermana Micaela para así, traer a nosotras/os la dicha de prepararnos para la venida de Jesús junto a María.

Quisiera compartir con ustedes lo que ha sido para mí este año la Celebración de la Virgen de la Merced. Comenzamos con la participación en las diferentes novenas de la Merced, donde las comunidades nos daban el tema a desarrollar, todo relacionado con las directrices del Papa Francisco desde “El cuidado de la Casa Común”.

En el “Sector la Merced”, es decir donde se edificaron las 20 casas en solidaridad con personas damnificados de por el huracán “Stan”, nos dieron dos días de novena, porque una comunidad se ausentó y nos pidieron a nosotras que los apoyáramos. Don Julio Tzoy el antiguo catequista, ya está mayor, así que ahora lo ha sustituido su yerno Isidro Flores quien es, junto con la coordinación del Sector quienes organizan a la comunidad.

Nosotras estuvimos con ellos el 15 y el 17 de septiembre, nuestra hermana Norlyn quien es de Filipinas y se ha integrado a nuestra comunidad MMB, se presentó porque es la primera vez que va al Sector, la recibieron con grandes aplausos y con mucho cariño. Como siempre, al final nos ofrecieron un cafecito.

El 22 de septiembre nos invitaron a llevar la novena en la “Comunidad Agraria Las Mercedes”, nos dieron el tema a desarrollar y llevamos la celebración la hermana Lilliam y yo. La iglesia estaba a tope, es una comunidad que ya lleva muchos años de trabajo en la educación de la fe y tienen una gran organización.

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A nivel parroquial, organizamos con JUMMER (Juventud Misionera Mercedaria) la Celebración, ellas/os junto con Norlyn prepararon el pequeño y bello altar el sábado 23 y el domingo 24 JUMMER trajo las mañanitas a la Virgen y nos reunimos en nuestra pequeña capilla, luego ofrecimos un café para compartir el momento.

En la Eucaristía parroquial, la hermana Nila fue la monitora, Lilliam hizo las moniciones y Norlyn organizo las ofrendas, que eran significativas: Biblia, mapamundi, flores, semillas, pan y vino.

La homilía estuvo compartida entre el Padre y Nila, quien lo hizo muy bien al hablar de María de la Merced, de la liberación de cautivos que es nuestro Carisma y de la Madre Margarita nuestra fundadora. Al finalizar su intervención le aplaudieron mucho, signo de agrado por su compartir.

Participaron con entusiasmo JUMMER, sus familiares y la gente del pueblo que suele venir a la misa de 7 de la noche. Hubo menos gente de la esperada, pues estuvo lloviendo mucho y eso impide la movilidad, pero con mucho gusto las MMB ofrecimos a las personas asistentes un panito y un café, JUMMER como siempre nos ayudó a repartirlo llenos de alegría ante esta celebración.

Agradecemos a Dios, los 47 años vividos como MMB en Colomba, donde tantas hermanas nuestras han ido dejando parte de su valiosa existencia y su compartir y así, fortalecer mutuamente la fe con este pueblo tan creyente, que vive con muchísima fuerza la trascendencia.

María Micaela Reynoso, MMB

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“TODO TU SER SE ABRE A UNA EXPERIENCIA”

Desde el principio sabíamos que nos encaminábamos al misterio; era un país totalmente desconocido del otro lado del hemisferio.

En cuanto dejamos atrás nuestra querida Guadalajara supimos que la aventura había comenzado, pues nuestro viaje fue toda una travesía; las 7 horas planeadas de vuelo se transformaron en 16 horas a causa de una parvada migratoria, pero al momento de pisar tierras ecuatorianas y encontrarnos con las hermanas MMB nos dimos cuenta que seríamos recibidas de la mejor manera. Y después de todo el camino recorrido llegamos a nuestra nueva casa en la madrugada, sin nuestras maletas.

Al día siguiente amanecimos entre montañas que parecen salir de las nubes y desde ese momento nos dimos cuenta que nos encontrábamos en un lugar mágico: “Uzhcurrumi”.

Desde que llegamos las personas nos hicieron sentir como en casa y nos recibieron como las nuevas “hermanitas”.

Poco a poco comenzamos a formar parte de la vida en comunidad, adaptándonos a la organización y las actividades de las hermanas. A grandes rasgos la labor que tienen las hermanas aquí es coordinar los grupos de catecismo de niños/as y jóvenes; visitar a personas en condiciones desfavorables; organizar la Pastoral Juvenil; acompañar a las distintas comunidades de la zona; llevar a cabo reuniones y retiros con los padres de familia, catequistas, grupos juveniles y laicado mercedario; participar en las reuniones de Agentes de Pastoral; realizar misiones cada mes; dirigir el proyecto de Justicia Paz e Integridad de la Creación (JPIC) con las niñas ylos niños pequeños; apoyar en la Liturgia de la Palabra y encargarse de todos los asuntos parroquiales. Todo esto sin descuidar su vida espiritual como comunidad.

Nuestro camino ha estado lleno de aprendizajes; desde cosas del hogar, como ocinar y lavar nuestra ropa a mano, hasta poder ver la presencia de Dios en toda su creación y en nuestro caminar diario.

Estas últimas semanas han sido un encuentro con otra realidad, un despertar a la conciencia y salir de nuestra burbuja. Han sido días en los que nos hemos podido detener del ritmo de vida citadino tan acelerado que llevamos, para encontrarle un sentido a cada pequeña acción que hacemos en el día.

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Siempre hemos creído que otro mundo es posible y estando aquí nos hemos sentido motivadas a realmente empezar este cambio, romper con todas las construcciones sociales que nos detienen y lograr ser mujeres auténticamente libres y liberadoras como la Virgen de la Merced.

Nuestra vida en comunidad es íntegra, ya que incluimos todo tipo de actividades como ver películas, jugar juegos de mesa, discutir temas de justicia social, compartir distintas visiones del mundo, hacer manualidades con materiales reciclados para cuidar el medio ambiente, bailar, cantar, rezar, shibashi, cuidar el jardín y retiros. Juntas nos ayudamos a seguir creciendo como personas y como comunidad para poder seguir los ideales de la Madre Margarita. Además, hemos descubierto otra cara de la Iglesia por la convivencia que hemos tenido tanto con las MMB como con todos los Agentes de Pastoral de la Diócesis.
Jesús ha sido nuestro maestro en este caminar y podemos entender por qué decidió nacer entre las personas pobres: para demostrarnos que cuanto menos tienes más feliz eres y que la verdadera felicidad está en la simplicidad de las cosas; la sonrisa de un niño o una niña, la belleza de la naturaleza, la inmensidad de las montañas, la solidaridad de la comunidad, el abrazo de un anciano, el grito de ¡hermanitas! a las 7:00 de la mañana, el amor gratuito que te dan las personas, las ganas de acercarse a Dios de las y los jóvenes, la fe del pueblo, la nueva vida de un bebé, el agradecimiento de las personas, la entrega de las hermanas y la vida en todas sus expresiones.

Esta frase de la Madre Margarita resume lo que hemos vivido en esta experiencia de voluntariado: “Una nueva forma de existencia. Una nueva forma de vida en la que todo tu ser se abre a una experiencia de otros niveles de conciencia, de crecimiento espiritual.”

Pilar Toussaint y Fernanda Villanueva
Voluntarias

“LLEGAR AL LUGAR CORRECTO”

El 11 de noviembre cumplí tres meses siendo chiapaneca y, es una de las mejores decisiones que he tomado. Sería bueno comenzar diciendo que ningún voluntariado es igual, llegue con expectativas, con ideales de las voluntarias pasadas y la verdad he vivido cosas distintas.

El segundo día aquí conocí a mi familia, las personas con las que vivo en la comunidad, no sé cómo explicar lo que ahora ellas/os son para mí.

De pronto Chiapas me dio una hermana con la que llegue, unas madres con quien hablar, un padre que nos cuenta cómo repara las esculturas del templo, otro papá y otra mamá, que te hablan de su infancia, y te presentan al resto de la familia, una hermanita súper traviesa que me recuerda lo bueno de ser niña, unos tíos que caminan desde la comunidad de al lado para compartir anécdotas, una vecina que te invita a comer todos los días elote porque está orgullosa de su primera cosecha, niñas y niños llenos de energía con quienes trabajas todos los días de la semana, que te recuerdan como reír y como disfrutar de las cosas pequeñas.

A veces llega la nostalgia de la familia y las amistades, te sientes lejos, pero entonces, tus niñas y niños llegan por la ventana de tu cuarto y te dan cartas, te cantan y bailan contigo, te piden abrazos y te dicen que te quieren mirándote a los ojos y entonces, entiendes por qué estás, y que en ningún otro lugar estarás mejor en este momento porque estás en casa.

En la comunidad San Isidro es difícil no enamorarte de la tranquilidad, de las personas, de las familias, de los atardeceres vistos desde el patio, del montón de mascotas que todos tienen, de los mil clavados diarios para entrar a la poza a bañarte, de las paletas de piña que hace la señora de la tienda, de los peces nadando al lado tuyo, de las clases con las niñas y los niños, de la emoción de las mamás cuando los jóvenes tienen partidos de básquet, de la mirada de tu papá al hablarte de la caña, las fases de la luna, el amor a su familia, de la abuela que te cuenta lo orgullosa que está de su nietada, de tu compañera que te ayudará a ser una mejor persona cada día, y esa comida que no te gustaba ahora va a encantarte, y vas a valorar y apreciar todo, el amor que te dan y lo familiar que te sientes.

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Tres meses suenan fáciles y rápidos, admito que ahora que me pongo a pensar sí se me pasaron rápido pero fácilmente no. Es un boom de emociones diarias, manejas frustración, impotencia, amor, alegría, y abandono a veces.

Hace tres meses Dios me ayudó a llegar al lugar correcto en el tiempo perfecto para mí, me dio miedo y coraje, amor y seguridad y me acompaña en esta experiencia, me enseña por medio de las personas todo un mundo dentro de mi país, me llena de realidades y también me da la oportunidad de asombrarme de la naturaleza, de la religión y la unión de un pueblo.

Mi voluntariado no ha sido nada parecido al de mis compañeras pasadas, pero es tan único como el de ellas, extraño cada día mi casa y cuando vuelva extrañare cada día el no estar aquí.

María Jesús Quezada
Voluntaria

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“¿QUÉ ES EL SERVICIO?”

Desde hace quince años hemos tenido la oportunidad de compartir nuestra vida con las Mercedarias Misioneras de Bérriz y gracias a esto, hemos adquirido una filosofía de vida que tiene como base la entrega y el servicio a las y los demás.

A aún en medio de intentar vivir el Carisma Mercedario por tanto tiempo en nuestros distintos servicios sociales en el Colegio, nos quedamos con ganas de más y, decidimos que nuestro camino siguiera con las MMB en esta experiencia de Voluntariado.

Seis meses atrás comenzamos nuestra preparación para esta experiencia junto con la hermana Licha Obregón y, en el proceso, vimos mucho más a fondo el Carisma Mercedario y sus objetivos de servicio y entrega. Estando aquí en Colomba Guatemala, nos hemos dado cuenta que es distinto creer que sabes cómo llevar a cabo tu misión, a estar aquí y tener que poner en práctica todo lo aprendido.

Mucha gente nos había comentado que al principio iba a ser difícil por el hecho de dejar atrás todo lo conocido y adentrarnos en una aventura desconocida. No vamos a negar que al principio fue difícil a pesar de la preparación y los comentarios que nos dieron, pero poco a poco, por medio de la oración, nos hemos dado cuenta de que no estamos solas, sino que venimos de la mano de quien nos envió aquí, Jesús.

Nos hemos topado con varios retos, como el practicar la paciencia, la disciplina, convivir con gente de una cultura distinta, etc., pero al ir trabajando con estos retos, nos hemos dado cuenta que Dios nunca nos va a dar más de lo que podamos soportar, siempre nos va a dar lo necesario para que esta misión dé los frutos que Él ha tenido planeados desde un principio.

Hemos llegado con las manos vacías, pero vamos con las manos llenas del amor y cariño de la gente que nos recibió.

Lo que nos dio la fuerza y fe que necesitábamos a lo largo de este camino, además de la oración, ha sido el gesto de la gente que nos ha recibido con tanto amor y tanto agradecimiento. Al sentir la fe tan grande y tan fuerte que tienen, nos contagiamos de ella y nos motiva a realizar de la mejor manera nuestra misión.

En el tiempo que llevamos aquí, a pocas semanas de nuestra partida, hemos aprendido a valorar experiencias que no veíamos tan importantes. Al ir a visitar a personas enfermas, le damos el valor y la importancia a la salud; al darle clases a niñas y niños en una escuela rural, hemos apreciado la educación que gracias a Dios y a nuestros padres pudimos tener; al ver los problemas familiares que existen aquí, agradecemos por las personas que conforman nuestra familia y por todo el amor que nos tienen y, a pesar de que no estamos con ellos en este momento, la gente que nos recibe nos hace sentir en familia.

Al estar en el grupo de JUMMER (Juventud Misionera Mercedaria) nos llenamos de vida y energía y, nos motiva bastante para seguir el camino de Jesús y su Evangelio. Durante el tiempo que nos estuvimos preparando para el día de la Merced en el mes de septiembre, nos dimos cuenta de la gran trascendencia que han tenido las MMB y el Carisma Mercedario en esta comunidad.

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La experiencia más fuerte con la que nos hemos topado ha sido la “tapisca”, que implicó otras experiencias más allá del corte de café. Vivimos entre montañas con familias que nos acogieron como a sus propias hijas. Antes de llegar a Guatemala beber café implicaba únicamente pensar en su sabor y en su costo, pero nunca nos habíamos preguntado el mundo que hay detrás de esta bebida. Están los dueños, los proveedores y, hasta el final de la pirámide están las personas que duermen pocas horas por la noche para despertar temprano, caminar hora y media para llegar a los cafetales, ponerse sus canastos en la cintura y comenzar una jornada de trabajo que parece interminable; caminar hora y media de regreso con un costal lleno de trabajo sobre la espalda y en algunas ocasiones con tormentas que impiden ver claro el camino.

Si nos hubieran platicado todo esto antes de vivir la experiencia, sinceramente nos hubiéramos imaginado personas cansadas y probablemente enojadas por la explotación, ya que el salario que reciben se podría decir que es una miseria comparada con el trabajo que realizan. Sin embargo, nos topamos con gente que está consciente del esfuerzo que implica sobrevivir y que aun así la alegría, la fe y el amor es de lo que están hechos.

Esperamos poder conservar esa magia que nos ha dado Colomba y poder transmitirla a nuestro regreso.

“Dichosa la persona que soporta la prueba con fortaleza, porque al salir aprobado recibirá como premio la vida, que es la corona que Dios ha prometido a quienes le aman” (Santiago 1,12).

Sofía Romero y María José Gómez
Voluntarias

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