“¡SER CATEQUISTA ES DARSE!”

Hoy quiero compartir que llevo 8 años siendo catequista. A los 15 años recibí una invitación para hacer equipo con una joven estudiante de psicología en el que formaríamos y guiaríamos un grupo de niñas adolescentes, era algo totalmente nuevo para mí, como principiante el reto era doble o triple; pues yo era una adolescente tratando de vivir mi vida. Inicié conociéndome y explorando mi propia experiencia, metas o búsquedas. Sin embargo, creo que lo mejor de todo fue lo que aprendí, incrementó mi hambre por buscar mi lugar en la humanidad y por ser siempre una persona original. Ahí, me di cuenta que quería lograr algo grande por mi familia y por mí. Despertó en mí un deseo de búsqueda por hacer la diferencia en mi ambiente, aunque aún faltaba que creciera y madurara.

La realidad con mi familia y mi comunidad me mantuvo siempre en el camino. Con el tiempo se volvió un compromiso para formarme, pues la meta era grande. Hace unos años atrás tuve la oportunidad de ser catequista de mi comunidad. Ha sido y sigue siendo un reto para mí “catequizar” a niñas/os, jóvenes y personas adultos.

Es obvio que es importante formarse y también es muy importante actualizarse siempre y, lo más importante, es relacionar el tema con la experiencia. Siento que no puedo dar nada sin pasarlo por mi mente y corazón.

Actualmente tengo a mi cargo un grupo pequeño de niñas/os que se preparan para recibir la Primera Comunión en mi comunidad. He tenido en cuenta que cada niña y niño, recuerda a esa persona… “su catequista”, porque impactó su vida, dejó una enseñanza para siempre. No pretendo quedarme en la vida de alguna/o de ellas/os, quiero que mis enseñanzas, que mis correcciones, que mi experiencia quede en ellas/os. Estoy conciente que soy una pequeña parte de su vida y tengo fe en que esa pequeña semilla crecerá y dará frutos abundantes porque Jesús nos da vida y Vida en abundancia.

Les he enseñado que se puede creer desde la experiencia misma, que solo se puede ser libre con responsabilidad, que solo se puede amar si te dejas amar con respeto y, que ser feliz es su destino.

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Me gusta enseñar para toda la vida y por eso, me he metido en la realidad de cada niña/o, no con el objetivo de juzgar, sino con el objetivo de enseñar. Estoy agradecida por la disponibilidad que he encontrado en cada una/o de ella/os aunque hay momentos difíciles, pero ninguno es suficiente cuando se tiene la convicción de lo que se hace… ¡Una catequista para la vida!
nvitación quedó abierta y la semilla se lanzó con la esperanza de que germine nueva vida y Vida en abundancia.

María Eugenia López
Pastoral Juvenil, Guatemala

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“A UN MES DE LOS TERREMOTOS DE MEXICO”

Sobre esta realidad que ha sido tremendamente dura, porque no sólo fue un solo terremoto sino dos, afectando el primero sobre todo Chiapas y Oaxaca y el segundo más fuertemente la Ciudad de México, Estado de México, Puebla, etc. Todo esto en un país en el que se está viviendo un desgarramiento del tejido social. Las y los jóvenes habían sido vistas/os como una generación apática, absorta en la cibernética, con poco sentido de comunidad, pero ha sido un bello testimonio que la sacudida de los sismos de septiembre, obligaron espontáneamente a la juventud a salir a la superficie, descubrieron la realidad y decidieron incidir en ella. A decir del escritor Juan Villoro “esto ha sido una de las principales lecciones que dejaron los terremotos de septiembre que cimbraron el país”.

La participación de las y los jóvenes ha sido una lección para todas y todos, porque salieron al mundo de lo real y lo transformaron y, porque además lo hicieron con disciplina y con orden. Incluso hubo momentos que asumieron el liderazgo de los rescates y fue extraordinario ver que ciertas autoridades se plegaban a lo que decidían las y los jóvenes brigadistas, expresa Villatoro entre la emoción y la sorpresa. Las y los jóvenes prácticamente condujeron el proceso con un innato sentido de organización y con una determinación a toda prueba. Y se sigue preguntando ¿Por qué es necesaria una tragedia mayúscula para que la gente saque lo mejor de sí misma?

El maravilloso ejemplo de solidaridad al remover escombros, rescatar vidas, organizar cadenas de abastecimiento y prestar los primeros auxilios. Esto conmovió al país y al mundo. Es como si hubiéramos redescubierto nuestra identidad solidaria, lo que la llamada ciudadanía universal significa, la vinculación esencial de las personas con la comunidad, cualquiera que sea su edad.

A diferencia del terremoto de 1985 que devastó la Ciudad de México, en este caso hubo mayor participación del gobierno, pero nadie tiene la sensación de que fue el gobierno el que salvó a la gente. Fueron las y los ciudadanas/os. El puño en alto como un símbolo para escuchar si alguien estaba viva/o no lo inventó el gobierno, sino las y los brigadistas. Hoy el puño en alto significa “silencio para escuchar la posible vida que late entre los escombros”.

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Este cimbrar de la tierra deja muchas huellas y muy profundas desde distintos ángulos, la más fuerte y de larga duración sobre todo para quienes han perdido seres queridos… No sólo la pérdida material, con lo que eso conlleva de quedarse sin vivienda, sin sus pertenencias, con sólo lo puesto. Conozco personalmente el caso de una señora, humilde, pobre y trabajadora cuya “casita” consistente en una habitación, una pequeña cocina y baño hoy son sólo sueños del pasado, todo está en el suelo, y ella está viviendo “en el sillón de la sala de la casa vecina” a la espera de poder tener de nuevo algún techo donde cobijarse. Y como este caso hay miles y miles.

El dolor, la huella física, material, moral y psicológica que ha quedado en nuestra sociedad perdurará por muchos años, es una herida que costará mucho tiempo cerrar, pero este pueblo tiene fe, esperanza y ha demostrado su gigante organización solidaria.

Rebeca Cervantes Martín, MMB
Coordinadora del Área de México-Centroamérica

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“ESCUCHAR Y ATENDER LA LLAMADA DE DIOS”

La comunidad de Cotió en Guatemala, tuvimos la oportunidad de participar en el Encuentro Juvenil Vocacional gracias a la invitación de la Pastoral Vocacional de la Vicaría del departamento de Sacatepéquez, junto con las y los delegados de la Pastoral Juvenil del Decanato 20 de la misma región.

Nosotras como Mercedarias Misioneras de Bérriz, nos preparamos antes del encuentro para compartir nuestro Carisma, nuestra espiritualidad, la vida de la Madre Margarita y nuestro compromiso en los distintos lugares del mundo donde nos encontramos, especialmente en Guatemala y México donde compartimos la Vida-Misión.

El día 15 de octubre llegamos a la Plazuela de la Parroquia de San Bartolomé Milpas Altas en donde nos reunimos aproximadamente 30 congregaciones, cada congregación con un espacio para colocar pancartas, afiches, símbolos, libros, fotos etc., que reflejaban la historia de su fundador/ra, su carisma y su forma de vivir el seguimiento de Jesús en la historia.

El objetivo del Encuentro era convocar a los jóvenes de la Parroquia y del Decanato 20 para que tuvieran la oportunidad de conocer las distintas opciones que se pueden tener en la vida. Una forma de despertar en ellas y ellos la inquietud de poder replantearse preguntas existenciales- vocacionales como: “¿Dios, Jesús qué quieres de mí?, ¿A qué me llamas? y ¿Cómo quieres que viva?”

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La actividad estaba programada con espacios de oración, dinámicas, Eucaristía y cantos adaptados la realidad de la juventud. Durante el día tuvimos un momento en donde cada congregación presentó su carisma y su espiritualidad a los distintos grupos de jóvenes que pasaban por cada lugar.

Realmente era un encuentro porque la preparación estuvo muy organizada por las/os jóvenes, laicado, religiosos/as, sacerdotes y catequistas de la Parroquia quienes impulsaron este espacio para abrir horizontes a la vida del mundo juvenil. Se sentía un ambiente de mucha cercanía, de inquietud, de curiosidad y de interés para quienes deseaban conocer más a una congregación.

El encuentro lo finalizamos con la Eucaristía llena de símbolos y el dinamismo de las y los jóvenes que reflejaba la energía, el buen espíritu y mucha vida porque la mayoría eran jóvenes. Los cantos, lecturas, ofrendas, peticiones y homilía, fueron en torno a la búsqueda de la vida y para ello se necesita una dosis de escucha y saber responder a la llamada que Dios nos hace a cada una, a cada uno. La invitación quedó abierta y la semilla se lanzó con la esperanza de que germine nueva vida y Vida en abundancia.

Comunidad de Cotió,
Guatemala

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“DIOS SOLO PUEDE DAR AMOR”

Ha pasado más de un mes que regresé de Taizé, una comunidad ubicada en la región de Borgoña, Francia. Tuve la oportunidad de representar a la Pastoral Juvenil de mi país en dicha comunidad.

Taizé es una comunidad ecuménica fundada por el hermano Roger en 1940, una de las principales preocupaciones del hermano Roger era la reconciliación entre los cristianos. Taizé reúne hoy en día a miles de jóvenes que buscan vivir una experiencia diferente.

Fui participante de Taizé por 3 meses, fue difícil aceptar esta oportunidad que se me presentaba ya que eso significaba dejarlo absolutamente ¡todo! para aventurarme a algo que era desconocido para mí., pero a pesar de mis dudas y de mis miedos (los cuales eran muchos), decidí vivir la experiencia.

Llegué a Taizé la madrugada del 27 de junio y en ese momento da inicio una de las mejores experiencias que he tenido en mi vida.

Uno de mis principales retos fue el idioma, ya que no entiendo, ni hablo inglés. Hubieron momentos en los que eso pesaba demasiado pero no dejé que eso me desmotivara, la mayoría de veces había alguien que me ayudaba con las traducciones, otras aprendía al observar como hacían las cosas las demás personas, especialmente cuando se trataba de los trabajos de la semana.

San Juan Pablo II describió a Taizé como una fuente donde llegas cansada/o, sedienta/o bebes de esa agua, retomas fuerza y sigues tu camino, creo que no pudo encontrar mejores palabras para describir este lugar porque de hecho es así, muchas veces necesitas darte un respiro, descansar para tomar fuerzas y continuar tu camino.

Algo de lo que más disfruté fueron sus 3 oraciones al día, el rezar en comunidad sin importar tu credo es lo principal en Taizé, ese sonar de las campanas que te indicaban que tenías que encaminarte a la iglesia de la reconciliación, esos cantos con frases sencillas que se repiten una y otra vez, el silencio en cada oración, ese silencio que te invitaba a contemplar, meditar o simplemente vivirlo y disfrutarlo. Luego de la oración de la noche algunos hermanos se colocan en espacios determinados dentro de la iglesia para que quienes quieran acercarse y charlar con ellos lo puedan hacer, esto lo hacen ya que muchas/os jóvenes a veces, lo único que necesitan es ser escuchadas/os, es un gesto muy bonito ya que hasta el hermano Alois quien es el prior de Taizé se ubica en algún punto para escuchar y compartir con las y los jóvenes.

Por otra parte están los trabajos que realizas durante la semana, uno en la mañana y otro por la tarde. A través de ellos vas aportando tu granito de arena para que las cosas funcionen en la comunidad, unas veces te toca colaborar en la cocina, lavando los trates, distribuyendo la comida, apoyando en la iglesia, en la exposición, entre otros.

Vivir 3 meses con personas de distintos países, distintos continentes tampoco es fácil, al inicio te cuesta ya que las culturas son tan diferentes pero luego llegas a disfrutar tanto esas diferencias que, poco a poco te das cuenta que no somos tan diferentes, al contrario. Amé vivir en comunidad con otras chicas y chicos, creo que esa convivencia es la que me ha hecho crecer y madurar más, hice buenos amigos y amigas, personas que ahora considero como parte de mi familia, esto es algo que valoro demasiado.
En Taizé se vive una Pascua perpetua por llamarlo de algún modo, los viernes teníamos la veneración de la cruz, los sábados la oración de la luz y los domingos la Eucaristía y los domingos por la tarde se reza en silencio pidiendo por la paz del mundo. Es lindo también el hecho de que la iglesia nunca se cierra, hay jóvenes que extienden las oraciones hasta la madrugada, vas a la hora que quieras y la iglesia siempre permanece abierta.

Durante mi estadía me asignaron una hermana de contacto con la cual me reunía una vez a la semana para platicarle cómo me sentía, hermana Angelina que pertenece a la congregación de las hermanas de San Andrés. Una mujer que me inspiró tanta confianza, ternura y una profunda admiración, esa mujer que se convirtió en uno de mis pilares más importantes en el tiempo que estuve en Taizé.

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También estaban las hermanas de la congregación de San Vicente de Paul, ellas eran las encargadas de la enfermería, era increíble cómo se desgastaban por atendernos, por estar al pendiente de todo lo que nos pasaba, eran como unas madres para nosotras y nosotros.

Fueron tantas experiencias vividas y aprendidas que no terminaría de escribir nunca, quizá algunos no me entiendan, pero Taizé me cambió la vida, vivir en la simplicidad es algo maravilloso, estar rodeada de paisajes maravillosos, creo que por eso varias personas llamamos a Taizé nuestro “Pedacito de Cielo”.

Tuvimos la oportunidad de mostrar cómo es América Latina a través de talleres que se preparaban para el resto de participante y las personas que iban por una semana. Como continente nos correspondió participar en tres ocasiones y como país de Guatemala participamos en dos de las tres veces ya que al ser muchos países latinos tocaba dividirnos. Fue lindo dar a conocer nuestra cultura, nuestras luchas, nuestros sueños a las y los demás.

Durante mi estadía también tuve la oportunidad de tener una semana de silencio la cual disfruté tanto, confirmé algunas cosas, surgieron muchas preguntas, fue un regalo tan grande… Caminé mucho, contemplé mucho, en conclusión recibí mucho.

Pero el tiempo pasó demasiado rápido, el regreso era inevitable, recuerdo que quería que los días pasaran cada vez más lento pero era todo lo contrario. Una madrugada decidí caminar sola por la comunidad, llegué a un lugar que era muy especial para mí, quería quedarme más tiempo, unas palabras hicieron eco en mí… “Se siente tan bien acá”. Recordé la escena de la transfiguración de Jesús cuando sus discípulos le dicen que hicieran tres chozas y que se queden ahí. No tengo idea de porque se me vino este texto a la mente pero era así como me sentía, luego comprendí que era necesario bajar de la colina, regresar a mi realidad, mi tiempo había concluido y lloré, lloré mucho. Fue a partir de ese momento que comencé a desprenderme poco a poco del lugar, de mis amigos y amigas.

Parte de mi corazón se quedó en Taizé, otras más se quedaron con mi familia latina, asiática, africana, europea. Es lindo tener familia por todo el mundo, tener recuerdos en común, el darte cuenta que el idioma más importante es el idioma de Dios, el idioma del amor. En el fondo de mi corazón deseo coincidir nuevamente con estas personas que me dieron tanto, pero si la vida no me lo permite me quedo con cada risa, cada abrazo, las charlas por las madrugadas, las veces que cantábamos juntas/os, las veces que íbamos por un helado, las veces que lloramos, rezamos, con cada locura vivida. Porque de eso se trata la vida, de disfrutar de esos pequeños detalles al máximo.

Confirmo lo que decía el hermano Roger: “Dios solo puede dar amor”, porque si algo recibí fue mucho pero mucho amor, el amor que descubrí no solo en las personas sino en el ambiente que se respiraba en el lugar, en todo lo que me rodeaba se reflejaba el amor tan grande de Dios.

“Felices los que se abandonan en ti, oh Dios, en la confianza de corazón. Tú nos guardas en la alegría, la simplicidad, la misericordia” (hermano Roger).

Marleny Yoc
Integrante de Jummer Colomba

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“MENSAJE DE AMOR Y ENSEÑANZA”

Lo que ya se ha vuelto una tradición nuestro Instituto de la Vera-Cruz, es la entrega de Biblias a las alumnas que cursan el 4° grado de Primaria.

Este año, dicho evento tuvo lugar los días 26 de septiembre y 3 de octubre. Ambas ceremonias, fueron precedidas por Félix Kuate sacerdote Xaveriano que nos acompañó, ayudó y asesoró con la entrega de las Biblias en una Eucaristía para cada grupo.

Las niñas tuvieron una preparación previa durante sus clases de Educación en la Fe, donde se les enseñó a manejar la Biblia pero, principalmente a entender que en la Biblia encontramos alimento para el alma y que no importa que las palabras sean diferentes, siempre encontraremos un mensaje de amor y enseñanzas para seguir el camino de Jesús.

Se revisaron las parábolas para ayudar a profundizar este mensaje: “El sembrador”, “El grano de mostaza”, “La levadura”.

Realizaron también durante clases, un separador que les recuerde leer la Biblia para que la Palabra entre en sus corazones, como esa semilla en la buena tierra que echó raíz y dio mucho fruto para las demás personas.

Cinthya González.
Educadora en la fe, 1ro y 4to año de Primaria.

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“TRATAR AL PRÓJIMO COMO JESÚS”

En mis tres años de Preparatoria tuve la oportunidad de asistir a tres centros de servicio diferentes. En mi primer año fui a Hellen Keller, ahí ayudábamos con las clases de computación y en esta primer experiencia de servicio , a pesar de que ya había tenido la oportunidad de ir a GRUMMER (Grupo Misionero Mercedario) en Secundaria, me ayudó mucho a valorar mis capacidades, pero sobre todo, a valorar a las personas que tienen alguna discapacidad, pues muchas veces las subestimamos y las tratamos con lástima, cuando en realidad son igual de capaces que las personas que no tenemos ningún impedimento, simplemente hacen las cosas de una manera distinta a la convencional.

A mí personalmente me impresionó mucho la habilidad que tienen estos niños para usar la computadora, un aparato que pensando convencionalmente es, principalmente, visual. Su discapacidad visual no les presentaba un impedimento, como muchos podríamos pensar.

Viví sobre todo la inclusión y el respeto. Inclusión al aceptar a las personas discapacitadas como personas que tienen el mismo valor y sin tenerles lástima, respeto a la manera en que hacen las cosas, que si bien no es igual, no tiene por qué ser incorrecta.

En mi segundo año fui al Hogar Cabañas, lo cual representó un reto muy grande para mí. Antes de ir ahí, me consideraba una persona poco capaz de tratar con niñas/os, con muy poca paciencia. Además, cuando entré ahí estaba pasando por muchos cambios al reincorporarme a la escuela después de vivir un semestre en California. Sin embargo, hoy puedo decir que fue un servicio que, aunque en el momento no lo disfruté tanto, me ayudó mucho.

Trabajé mucho en mi responsabilidad, pues muchas veces ésta tenía que ser lo que me impulsaba a ir, ya que si faltaba el trabajo iba a ser más pesado para mis compañeras. Conforme pasó el tiempo asistiendo al Cabañas, logré tomarle cariño a este centro y a las y los niños con los que trabajaba.

Me impactó mucho la situación en la que se encontraban, tuve que ser empática con ellas/os pues eran niñas/os en general, muy difíciles de tratar, algunas/os era muy groseras/os con nosotras y entre ellas/os. Además era preocupante el rezago educativo de muchos. Me pareció muy importante el brindarles ese acompañamiento en sus estudios, pues aunque es muy poco lo que podemos enseñarles pienso que lo más importante es motivarles a que sigan estudiando, ya que la educación es uno de los primeros pasos para mejorar la situación de nuestro país y del mundo.

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Mi tercer año tuve la oportunidad de ir a FM4 con las personas migrantes. Éste ha sido mi servicio favorito, por muchas razones, pero pienso que lo principal es la madurez que forjaron los otros dos servicios a los que asistí, pues de cierta manera este año he sido capaz de valorar más la oportunidad que se nos da de asistir a Servicio Social y cambiar nuestra perspectiva de la realidad, salirnos un poco de nuestra burbuja.

En este servicio me ha tocado vivir muchas experiencias, desde adaptarme al trabajo en equipo con compañeras que, desde afuera, había juzgado previamente. Y, no sólo es adaptarse al equipo del colegio, también es adaptarse al equipo de voluntarias/os de FM4. Logré romper algunas de mis barreras para abrirme más con las personas, platicar con las personas migrantes y escuchar sus historias y, te las cuenten desde la experiencia propia cambia muchísimo tu perspectiva.
Mi compromiso con este servicio ha sido mucho más grande que con los anteriores, pues además de lo que mencionaba de la madurez, en verdad te das cuenta de lo necesario que es tu servicio y el agradecimiento que te muestran las personas es increíble.

Definitivamente he notado un crecimiento personal muy grande en estos tres años de servicio, y aunque aún me queda mucho por mejorar y aprender, siento que logré aprovechar de la mejor manera la oportunidad que nuestro colegio, el Vera-Cruz, me ha dado para sensibilizarme con la realidad del mundo fuera de la pequeña burbuja en la que vivo. Creo que lo más importante de esto es, que no se quede aquí la experiencia, no simplemente cerrarla como cierro el ciclo, sino seguir viviendo y aplicando los aprendizajes obtenidos desde las situaciones que se me presenten.

Creo que en esta etapa que empezamos, es cuando más importantes van a ser estos aprendizajes y más importante va a ser llevarlos a la práctica, porque el servicio social va a dejar de ser una “obligación” de la escuela y se va a convertir en una decisión personal el decidir tratar al prójimo como Jesús nos enseñó… con amor.

Fernanda Villanueva Gudiño
Alumna de 3ro de Preparatoria

“GRACIAS A ESTAS EXPERIENCIAS”

Durante mis tres años de servicio viví experiencias inolvidables que las personas que ayudé y acompañe me fueron regalando y haciéndome crecer como persona.

Este tiempo aprendí con paciencia a trabajar con niñas/os y ayudarlos a hacer sus tareas y en su momento jugar con ellas/os. Durante ese tiempo lo que más me marcó, fue haber trabajado con un niño que era muy rebelde e hiperactivo y al final del semestre con diferentes actividades y técnicas que usaba, logré hacer que el pudiera aprender a escribir y que entendiera que primero se trabaja y luego se juega. Ahí me impresionó mucho como un problema familiar puede afectar en la personalidad de una persona. Junto con ellos aprendí a valorar los pequeños detalles de la vida como el comer, tener alguien que te apoye y tener una familia.

Ese mismo año estuve en el Asilo José Vicente y fue un poco difícil porque no quería ir a un asilo. Con el tiempo aprendí tantas cosas y le vi el lado positivo de disfrutaba ir los lunes con las ancianitas porque veía la emoción de ellas cuando llegábamos y así, aprendía a tener paciencia con las personas mayores también.

Los siguientes dos años fueron los mejores para mí, fui a Bienaventurados de Jesús una casa para niñas y niños con parálisis cerebral. Durante este tiempo me di cuenta que era algo que quería hacer para toda la vida, ayudar a las personas con discapacidad. En estos dos años aprendí mucho y me di cuenta, que cuando más problemas vivía, llegaba al servicio y se me olvidaba todo, me ponía feliz, me entregaba completamente a ellas/os y me emocionaba ver la alegría con la que me recibían.

También, fui aprendiendo y mejorando mi atención a ellas/os, hasta que logré conocerles a todas/os y llamarles por su nombre y conocer sus gustos de comida y lo que les gustaba. Este fue el servicio que mas me impactó, el que más me gustó y en el que más aprendí.

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Agradezco al colegio por enseñarnos valores y la importancia de la vida que logré encontrar, por abrir nuestros ojos y sacarnos de la burbuja en que vivimos para acercarnos a otras realidades y desde nuestra persona aprender a dar y a recibir.

Gracias a estas experiencias y sobre todo con las y los niños de Bienaventurados logré encontrar lo que realmente me gustaba hacer porque lo disfrutaba, lo que quiero ser más grande y descubrir mis metas.

María Paula Palomar Guzmán
Alumna de 3ro de Preparatoria

“SER SAMARITANA QUE SE DEJA TOCAR”

El jueves 7 de septiembre, vivimos el envío a nuestro Servicio Social, en el cual durante la Eucaristía, el Padre nos habló sobre nuestro llamado a ayudar a las demás personas así como Jesús llamo a sus discípulos. En ese llamado nos dimos cuenta de la importancia y el gran compromiso que tenemos como cristianas católicas y sobre todo por ser mercedarias, al llevar la misericordia y la alegría a nuestros centros asignados donde convivimos con personas como niños ciegos, personas ancianas y niñas/os con rezago escolar.

Como signo de este compromiso se nos impuso una cruz para recordar la maravillosa misión a la que fuimos llamadas. Nuestro caminar como mercedarias en el servicio social comienza este año y durará tres años, para después salir y ser semilla de misericordia y amor entre las personas que nos rodean.


Karol Martínez Macías y
Carolina Espinosa Félix
Alumnas de 1ro de Preparatoria

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Este año empezamos una nueva ruta que nos llevará a cerrar nuestra formación en el Colegio. Durante nuestros años de Secundaria asistimos al GRUMMER (Grupo Misionero Mercedario) y fue muy bonito visitar a los niños y niñas de la casa “Sueños y esperanzas”, fueron viernes llenos de alegría y juegos con ellas y ellos. Este año nuestro compromiso misionero se realiza en el Servicio Social.

Escoger el lugar al cual asistiríamos nos hizo pensar en nuestras habilidades para así escoger el lugar de Hellen Keller.

Todos los lunes acompañamos a los niños y niñas a su clase de Educación Física, ser sus ojos por ser ciegas/os, mientras corren o hacen su calentamiento. Ellos nos han enseñado a descubrir y valorar la vida, nos enseñan a ser libres y a confiar.

Estamos disfrutando esta nueva experiencia que nos ayudará a crecer y darnos cuenta que todos y todas podemos dar y recibir amor, comprensión, ayuda y convertirnos en mensajeras de paz como lo fue Jesús.

Vivir con ellas y ellos este tiempo a la semana nos acerca al Jesús compasivo que se nos muestra en los rostros de las niñas y los niños y, se adentra en nosotras permitiéndonos experimentar la compasión con su verdadero sentido, vivir con pasión el dolor o el sufrimiento de la otra persona. Ser el samaratina/o que se deja tocar por la otra persona y ejerce solidaridad.
jimo como Jesús nos enseñó… con amor.

Carolina Espinoza y
Carolina Martínez
Alumnas de 1ro de Preparatoria

“CELEBRACIÓN DE LA FAMILIA MERCEDARIA”


11vo Aniversario Beatificación
M. Margarita y DOMUND

El día 22 de octubre se alcanzaron ya 11 años de la Beatificación de la Madre Margarita María, y lo conmemoramos con una Eucaristía en honor a ella, entorno al DOMUND y, de manera especial en esta fecha damos la bienvenida a las familias y personas que se integran a esta gran familia y a este Carisma Misionero Redentor.

Como Comunidad Educativa con un carisma misionero, participamos en la colecta anual del DOMUND organizada por Obras Misionales Pontificio Episcopales de México, renovando así de manera simbólica nuestro compromiso cristiano de ser semilla de esperanza y fe en nuestro mundo, y al mismo tiempo tener presente uno de los “Quisieras” de la Madre Margarita María: “Llevar a Jesús redentor y liberador a todos los pueblos y todas las razas”.

El P. Félix Kuate, misionero Xaveriano originario del Camerún, celebro la Eucaristía desde una pedagogía para las niñas y niños presentes en la celebración, compartiéndonos que es otra forma de hablarnos, donde el mensaje es el mismo pero más claro para ellas y ellos. Dese el evangelio, en su homilía retomó la importancia de dejar que Dios actué en nosotras/os. Recordó las diferencias culturales, históricas y de tradiciones que tienen en cada país y que para su vida cotidiana pueden representar mucho, por eso la importancia también de reconocer esa diversidad y respetarla según desde donde estemos. Reconoció de manera especial la labor de las hermanas MMB como misioneras, su proyecto educativo en el colegio, la formación y compromiso de las alumnas y la confianza de los padres de familia con la institución.

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De manera especial la bendición final la impuso en una lengua del Camerún, lo que se volvió especial al compartir con nosotras/os algo de su país.

Posterior a la celebración Eucarística, Pilar Ríos Directora General de la institución, invitó a todas las personas presentes a pasar al patio central para un momento de convivencia con toda la Comunidad Educativa. Este año las alumnas de Primaria participarían en un concurso de talentos por generaciones y de Secundaria y Preparatoria con un concurso de fotografía donde se plasmara la vivencia del Carisma Misionario Mercedario.

Natalie Alonso Olmedo
Departamento de Pastoral Integral

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“MÉXICO ENTRE EL DOLOR Y LA ESPERANZA”

México ha estado viviendo en las últimas semanas una serie de situaciones muy difíciles:

“Trombas” en la ciudad de México y en otros lugares que han afectado a miles y miles de familias esto desde finales de agosto.

Dos “huracanes”, el primero afectó fuertemente a Los Cabos y la Paz en Baja California sur, (arriba a la izquierda en azul) y hace pocos días Katia afectó Veracruz, (rojo y alargado en el Golfo de México).

Dos “terremotos”. El primero, el 7 de septiembre, de 8.2 en el sur de la república, el más fuerte que se ha registrado en los últimos 100 años, superior al de 1985 que devastó la Ciudad de México. Afectó sobre todo los estados de Oaxaca y Chiapas, estados que se localizan abajo a la derecha del mapa en colores verde y azul. Chiapas es donde está nuestra misión de Soyatitán y se sintió hasta la ciudad de México y estados aledaños. Las ciudades más afectadas del sur fueron. Jojutla con el 80% de sus edificios colapsados y Juchitan. Se calcula que, en toda la esa zona del sur, un millón y medio personas han sido afectadas. Miles y miles de viviendas y carreteras y más de 300 Iglesias dañadas muchas eran construcciones de los siglos XVI, XVII. Ha habido más de 2,000 réplicas.

El Terremoto del 19 de septiembre de 1985, fue de 7.9 hubo 10,000 personas muertas (oficialmente porque dicen que fueron muchos miles más) y muchos cientos y cientos de edificios colapsados. Ahora, este 19 de septiembre, como hace 32 años a tan sólo 12 días del gran sismo del sur de país otra vez uno trepidatorio y oscilatorio de 7.1 sacude varios estados: Puebla, Morelos, Estado de México, fuertemente la ciudad de México habiendo incalculables pérdidas en todos esos estados (localizados en el centro del mapa, en colores naranja, azul y la ciudad de México en amarillo). Hasta ahora hay aproximadamente 300 personas fallecidas. En la ciudad de México se concentra el mayor número de edificios colapsados y más de 800 réplicas.

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El dolor y los testimonios de la gente son por miles y miles… “Estas ruinas que están aquí es la casa que con tanto esfuerzo construí… ahora son escombros que quedarán tirados en algún lado junto con nuestras tristezas y alegrías.” “No es fácil resignarse a perderlo todo”. “Ladrillos y alambrones es lo que queda de toda mi ilusión, esfuerzos y ahorros de toda la vida.”

Se han logrado rescatar con vida algunos cientos de personas y siguen en el esfuerzo de logar más. Ha llegado la solidaridad de: Guatemala, Chile, Ecuador, España, Israel, Colombia, Japón, USA, Panamá, Perú, la ONU, etc.

A diferencia del terremoto de 1985, en el que las autoridades se quedaron congeladas como cuando se pasma una computadora, ahora han actuado más positivamente. La sociedad civil, como hace 32 años, se organizó con rapidez iniciando el auxilio sin regateos hasta donde el cuerpo aguante. La solidaridad ha sido impresionante y muy valiosa. Ese apoyo que no pide agradecimientos ni foto: anónimo, pero muy honesto y ejemplar. De verdad conmueve y enorgullece.

Aún no hay un balance total de las pérdidas humanas y económicas, posiblemente después podremos seguir compartiendo algo más completo. Pedimos sus oraciones para tanta gente que sufre.

Rebeca Cervantes Martín, MMB
Coordinadora del Área de
México-Centroamérica

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